El Ejército de Israel decidió ayer aumentar en dos batallones su despliegue en el norte de la Cisjordania ocupada, después de que sus tropas no lograran detener a cientos de colonos judíos que atacaron varias poblaciones palestinas dejando un muerto, cientos de heridos y múltiples daños materiales. “Tras una evaluación de la situación, se decidió reforzar con dos batallones adicionales la división” de Cisjordania y “aumentar los controles de seguridad en la entrada y salida de Nablus”, señaló un portavoz del Ejército.

En un recorrido por esa zona, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, advirtió de que anticipa “días difíciles”, tanto en Cisjordania, como en Jerusalén o Gaza, por lo que ordenó a sus tropas prepararse para “hacer frente a todas las amenazas”.

El pasado domingo, cientos de colonos armados con cuchillos, palos, piedras e incluso con armas de fuego asaltaron las localidades palestinas de Huwara, Burin, Zatara, Odala y Asira al Qabaliyya, dejando un muerto, más de 300 heridos, elevados daños materiales y más de un centenar de coches quemados. La agresión fue llevada a cabo en venganza por un ataque ocurrido poco antes, en el que un palestino mató a balazos a dos colonos judíos en la carretera de Huwara, que da acceso a varios asentamientos de la zona.

Preocupación de la ONU

En este contexto, el enviado especial de la ONU para el proceso de paz en Oriente Medio, Tor Wennesland, expresó ayer su “profunda preocupación” por el deterioro de la situación de seguridad en la Cisjordania ocupada, “en particular por la violencia presenciada en las últimas 24 horas”.

“Mis condolencias a la familia de los dos hermanos israelíes asesinados ayer en un tiroteo perpetrado por un palestino y a la familia del palestino asesinado durante los disturbios provocados por grupos de colonos parapoliciales en ataques de represalia, que resultó también en muchos palestinos heridos y viviendas ardiendo”, lamentó Wennesland.