Pedro Castillo fue proclamado presidente de Perú en julio de 2021. El maestro de escuela rural, que llegó al poder aclamado por muchedumbres, apenas ha ocupado la presidencia un año y medio. Lejos queda ya la imagen de Castillo acudiendo a votar a lomos de su caballo, representando la idea de que gobernaría para los más humildes. 18 meses después Castillo podría enfrentarse a hasta 20 años de cárcel después de que la Fiscalía de Perú haya abierto diligencias contra el ya expresidente por rebelión y conspiración contra el Estado.

 

Todo comenzaba horas antes cuando en una declaración institucional que se emitió por la televisión peruana, Castillo anunciaba su intención de disolver el Congreso y de instaurar un Gobierno de emergencia nacional que legislaría mediante decretos. Todo era un intento de echar por tierra la moción de destitución que en esos momentos se votaba en el Congreso, y que era el tercer intento de la cámara para apartar a Castillo de la presidencia del país después de año y medio de continuos escándalos con acusaciones de corrupción contra el mandatario y varios miembros de su familia, y con una continua inestabilidad política que ha llevado a Castillo a remodelar su Gobierno en hasta cinco ocasiones.

 

Pero Castillo no ha medido bien sus fuerzas y su táctica no ha sumado ningún apoyo. De hecho, el Ejército, el poder judicial y varios miembros del Gobierno se apresuraron a rechazar el plan del expresidente, que se quedó solo en la jefatura del Estado mientras el Congreso seguía adelante con la moción de destitución.

 

Castillo fue detenido mientras intentaba desplazarse hasta la Embajada de México en Lima, donde esperaba encontrar refugio junto a su familia. La Fiscalía de Perú ha confirmado que va a presentar contra el expresidente cargos por rebelión y conspiración al considerar que ha quebrantado el orden constitucional. De esta forma, Castillo podría enfrentarse a una pena de cárcel de hasta 20 años.

 

Tras pasar varias horas en una comisaría de Lima, Castillo ha sido trasladado a la prisión de Barbadillo, en Ate, donde comparte instalaciones con el también expresidente Alberto Fujimori, que también protagonizó un autogolpe de Estado.

 

Mientras tanto, en el Congreso, en esta ocasión sí salía adelante la moción de destitución sobre Pedro Castillo. La que hasta este miércoles ha sido su presidenta, Dina Boluarte, se ha convertido en la primera presidenta de Perú tras jurar el cargo y prometer un gobierno de "unidad nacional" tras el "golpe de Estado" perpetrado por Castillo.

 

EE.UU., la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) ya han reconocido a la nueva presidenta.