Al menos 20 personas resultaron muertas, entre ellos un comandante de la Guardia Revolucionaria, y otra veintena acabó herida, durante la represión policial contra una ola de protestas en la ciudad iraní de Zahedán, de mayoría suní, situada en el este del país.

El Gobierno, a través de la agencia oficial de noticias IRNA, defendió la actuación policial esgrimiendo que los manifestantes intentaron asaltar tres comisarías de la ciudad. Los fallecimientos fueron confirmados por el Gobernador provincial, Modares Jayabani, en rueda de prensa recogida por la agencia semioficial de noticias iraní Tasnim, quien identificó a los alborotadores como “terroristas” y “separatistas”.

Las protestas costaron la vida al jefe de Inteligencia de la Guardia Revolucionaria en la provincia de Sistán y Baluchistán, de la que Zahedán es capital, identificado como comandante Alí Musavi.