El grupo yihadista Estado Islámico reclamó ayer la autoría del ataque perpetrado el lunes en los alrededores de la Embajada de Rusia en la capital de Afganistán, Kabul. Este incidente se saldó con la muerte de seis personas, entre ellas dos trabajadores de la legación diplomática rusa.

Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP) indicó en un comunicado publicado a través de sus canales de propaganda que un terrorista suicida identificado como Uaqas al Muhayir “activó su chaleco explosivo en la sede de la Embajada rusa en Kabul durante una reunión de empleados rusos, espías y contratistas, así como elementos de las fuerzas talibán”.

Así, destacó que el ataque se saldó con un total de 25 personas “muertas o heridas” y apuntó que entre las víctimas mortales hay “dos oficiales rusos”. “La explosión causó además daños en la entrada de la Embajada y la destrucción o daños a varios vehículos, alabado sea Dios”, indicó el comunicado.

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quiso trasladar sus condolencias a los familiares de las víctima. Al mismo tiempo, Guterres recordó que “los ataques contra civiles y objetos civiles, incluidas misiones diplomáticas, están estrictamente prohibidos bajo el Derecho Humanitario”. Así lo indicó su portavoz Stéphane Dujarric.

EEUU CONDENA EL ATAQUE

En esta línea, el representante especial de Estados Unidos para Afganistán, Thomas West, condenó el “ataque terrorista”, al mismo tiempo que quiso trasladar sus “profundas condolencias” a los familiares de las víctimas del atentado.

“Esta violencia no sirve de nada”, apuntó en un breve mensaje en su cuenta en la red social Twitter.

Del mismo modo, el portavoz del Ministerio de Exteriores afgano, Abdulqahar Balji, manifestó además a través de Twitter su condena al ataque y subrayó que las autoridades “han abierto una investigación exhaustiva y adoptarán más medidas para proteger la Embajada y evitar que estos probables incidentes alteren las actividades” en la delegación diplomática.