caracas - El apagón masivo que se registra en Venezuela y que ya lleva más de 48 horas ha dejado aún más en evidencia la crisis de los hospitales, con las emergencias restringidas y varios centros con las puertas cerradas. Efe visitó al menos siete centros de salud de Caracas, de los que cuatro tenían sus puertas de urgencias cerradas, pese a que tenían a pacientes esperando en la calle solicitando ingreso.

Una de ellas era la joven Kimberly Pacheco, quien con un bebé en brazos pedía a la entrada del hospital J.M. de los Ríos atención para su niño, pues presentaba desde hace tres días vómito, diarrea y fiebre. A Pacheco, los militares y milicianos que custodian normalmente este y todos los hospitales del país le negaron el acceso debido a que la planta eléctrica no estaba en funcionamiento. Los militares le pidieron que acudiera a otro centro asistencial, aunque un grupo de trabajadores de Corpoelec trabajaba en el hospital para instalar otro generador de energía con el que se pudieran atender las zonas “críticas” del centro de salud.

De acuerdo con información del médico Julio Castro, portavoz de la organización Médicos por la Salud, en el J.M de los Ríos ya murió un paciente que estaba en un estado “muy delicado previo al apagón”. En este hospital se registran muertes casi todas las semanas, pero las autoridades del país nunca se pronuncian sobre estos fallecimientos que ocurren en medio de la acelerada crisis que ha dejado a los centros asistenciales públicos con una escasez de medicinas y material del 90%, según datos de sindicatos de salud.

Según la última Encuesta Nacional de Hospitales, presentada por Castro, entre el 19 de noviembre y el 9 de febrero se registraron 79 muertes que coinciden con las horas en las que los hospitales de todo el país sufrieron fallos en el servicio de energía eléctrica. En las declaraciones a periodistas, aseguró ayer que al menos la mitad de las emergencias de los hospitales de Venezuela no contaron con planta eléctrica para hacer frente al apagón que dejó sin electricidad a casi todo el país.

Entretanto, en la Maternidad Concepción Palacios, la principal del país, la puerta de las urgencias también estaba cerrada y no dejaban pasar a las mujeres que llegaban en el último tramo del parto. Sin embargo, esta es una situación común en esta maternidad, debido a que el centro se encuentra colapsado y sin material médico, explicó una trabajadora que pidió el anonimato, mientras que una de las visitantes que también prefirió no identificarse indicó que después del apagón la situación es “peor”.

En la maternidad Santa Ana, por su parte, sí estaban atendiendo las emergencias, pero no estaban practicando ningún tipo de análisis. A las afueras de este centro de Salud, decenas de personas esperaban para ponerse en contacto con sus familiares que se encontraban ingresados, pues desde el apagón no les habían dejado entrar. Otro hospital que también estaba atendiendo las emergencias era el José María Vargas, donde funcionaba la planta, pero como en la mayoría de los centros de salud públicos los pacientes debían llevar sus medicamentos y materiales médicos.

Desde hace cinco años Los apagones en el país son comunes desde hace cinco años, pero a medida que pasa el tiempo se hacen más frecuentes y más extendidos. El que se registra desde el jueves en la tarde es el más largo ocurrido en la historia de Venezuela y el Gobierno lo atribuye a una supuesta “guerra eléctrica” y un “sabotaje” por parte de Estados Unidos. Ayer, un nuevo corte eléctrico afectó a Caracas y varios estados de Venezuela en los que ya se había restituido el servicio eléctrico, tras el fallo del jueves en la principal hidroeléctrica del país.

El caos se ha instalado en el país. En la capital, cientos de personas caminaban ayer largos trayectos para llegar a sus destinos en vista del colapso del transporte público y de la suspensión del servicio del Metro desde la misma tarde del jueves. Asimismo, la economía y los servicios bancarios se mantenían prácticamente paralizados. Ante esta situación, las protestas volvieron a las calles de Caracas, convocadas por Juan Guiadó, pero fueron reprimidas con gases lacrimógenos.