Francisca Ana de los Dolores fue una monja española a la que costó mucho beatificar, casi 500.000 euros. Es el precio que una congregación de Palma de Mallorca pagó para hacerla beata. Lo asegura en su libro Avarizia Emiliano Fittipaldi, que habla de una Fábrica de Santos para referirse al negocio que el Vaticano tiene montado en torno a las beatificaciones y canonizaciones. Se resume en costes que ascienden a cientos de miles de euros y que funciona según dos reglas no escritas: cuanto más se paga, más rápido se santifica y las congregaciones que más tienen son las que más pagan. Emiliano Fittipaldi explica que “convertirse en Santo tiene un precio. Hay una oficina donde hay que ir para trasformar a una persona en un santo, y esto tiene un precio”.

El papa Francisco se propuso acabar con estas prácticas y para eso eligió a George Pell, al que puso al frente de la economía del Vaticano. Sin embargo, parece ser que no resultó todo lo ejemplar que a Jorge Bergoglio le hubiera gustado. “Debe saber que Pell ha gastado para él y sus amigos, entre sueldos y trajes a medida, medio millón de euros en seis meses”, se explica en Avarizia. En realidad, no lo gastó solo en eso: también en muebles de lujo, vuelos en primera clase e, incluso, en un fregadero que le costó 4.600 euros. Además, alquiló para él una casa a dos pasos de San Pedro por 2.900 euros al mes. Unos gastos que, por supuesto, corrían a cargo del Vaticano. Fittipaldi también detalla los malos manejos financieros de la Santa Sede. Entre sus revelaciones, dice que una fundación para ayudar al hospital pediátrico Bambino Gesu en Roma pagó 220.000 dólares para la renovación del fastuoso apartamento del ex secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarsicio Bertone. Fittipaldi también asegura que 410.000 dólares donados en 2013 por iglesias alrededor del mundo para ayudar a los pobres terminaron “en una cuenta extraoficial que ha sido usada en el pasado para pagar los gastos departamentales del Vaticano”.

El Vaticano describió los libros como “el fruto de una grave traición al Papa” y, el pasado lunes, se ordenó el arresto del sacerdote riojano Lucio Ángel Vallejo Balda, el número dos en la Prefectura para Asuntos Económicos del Vaticano y la italiana Francesa Chaouqui, experta en relaciones públicas, por haber filtrado, supuestamente, la información que fue la base para ambos libros. Fue una operación para sacar provecho de un acto seriamente ilícito de entregar documentación confidencial”, dijo el Vaticano.

“De cada 10 euros que se recaudan alrededor del mundo principalmente para la caridad del Papa, 6 euros terminan pagando los gastos y pérdidas de la Curia romana, 2 euros se ahorran y el Papa solo puede usar 2 euros de cada 10”, dice Gianluigi Nuzzi. “Esto me impactó: el mal manejo de los enormes activos de bienes raíces de la iglesia. Hay cientos de casas que se otorgan gratuitamente, departamentos en el que los arrendatarios pagan solo 30 o 40 céntimos al mes”.

Los libros son la segunda parte de una saga que comenzó en 2012 cuando en otro libro publicado por Nuzzi, basado en documentos filtrados por el mayordomo del entonces papa Benedicto XVI, se expusieron las luchas internas en los más altos niveles del Vaticano.