Kiev - Ucrania esperaba ayer con gran tensión la entrada en vigor del alto el fuego, quizás la última oportunidad para evitar la escalada del conflicto armado que amenaza la seguridad europea. El líder de la autoproclamada república popular de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, anunció que había dado órdenes a las milicias de cesar el fuego a partir de la hora acordada.

Sin embargo, advirtió de que la ciudad de Debáltsevo no forma parte de los acuerdos de Minsk firmados el pasado jueves, dado que es una “zona interna” por encontrarse cercada. Poco antes, el número dos de las milicias prorrusas de Donetsk, Eduard Basurin, había declarado que no atacaría a los soldados ucranianos rodeados después de la entrada en vigor del alto el fuego. “Seguramente se morirán de hambre. No se les va a atacar, pero tampoco se les permitirá salir del cerco”, manifestó Basurin citado por DAN, la agencia de los prorrusos de Donetsk.

Los acontecimientos en la ciudad de Debáltsevo fueron abordados ayer por el presidente ucraniano, Petro Poroshenko en una conversación telefónica con el presidente de Francia, Francois Hollande, y la canciller federal alemana, Angela Merkel, en la que los mandatarios expresaron su “preocupación” y acordaron “seguir atentamente el desarrollo de la situación” en el este ucraniano.

Según el comunicado de la Presidencia ucraniana, los tres mandatarios destacaron la importancia de los últimos acuerdos de Minsk y subrayaron que “todas las partes, incluida Rusia, deben cumplir los compromisos asumidos, sobre todo el del alto el fuego a partir de esta medianoche”.

El mando militar ucraniano denunció ayer que los separatistas aprovecharon las últimas horas antes de la tregua para recibir armas y pertrechos desde Rusia. “Con la ayuda de unidades regulares de Rusia los guerrilleros intentan cumplir tareas tácticas con el fin de ampliar las zonas bajo su control antes de las 00.00 horas del 15 de febrero”, afirmó el coronel Andréi Lisenko, portavoz de las fuerzas ucranianas desplegadas en la zona del conflicto. - Efe