Tanzania, el peligro de nacer albino

Tanzania es el lugar del planeta donde se concentra la mayor población de niños albinos. Estas personas repudiadas por su falta de pigmento en la piel, ojos y pelo, debido a las persecuciones que sufren, no tienen más remedio que esconderse del mundo. Por eso es muy complicado establecer un cálculo de cuántos son, aunque oficialmente se estima que haya unas 7.000 personas, algunas ONG indican que pueden llegar a 170.000.

Las creencias culturales han favorecido el tráfico de órganos ya que son numerosos los actos de brujería que predican que las pócimas con extremidades o partes del cuerpo de albinos atraen la riqueza y prosperidad. Este hecho ya lo denunció el año pasado la Cruz Roja Tanzana a raíz de que la periodista de aquel país Vicky Ntetema revelase las matanzas de albinos que se estaban produciendo en Tanzania, algo por lo que fue amenazada de muerte. Ante esta situación cobra especial importancia la labor que desarrollan tanto la Cruz Roja Tanzana como la Asociación para la Integración y Progreso de las Culturas PANDORA (AIPC Pandora) con la que ha colaborado la baracaldesa Carmen Muñoz junto con otras nueve personas de Nafarroa, Madrid, Barcelona y Castellón. Durante este verano, este equipo ha desarrollado su labor en el Centro Kabanga School en Kasulu en Kigoma, en la frontera con Burundi, que alberga a 659 alumnos de educación primaria, así como a un total de 198 estudiantes con necesidades especiales, 73 de ellos albinos. El resto son ciegos, discapacitados físicos, sordos y otros tienen discapacidad mental.

Dentro del programa de Viajes Solidarios-Microproyectos de Cooperación, que consiste en intervenciones muy concretas de 21 días desarrolladas por un grupo de personas voluntarias. "Lo único que hay que hacer es escribir una carta con tus motivaciones para cooperar y hacer una entrevista para ver si eres apto o no. Luego haces un cursillo en Madrid y pagas el viaje, la manutención y los transportes internos, que en total fueron 1.300 euros", explica Muñoz.

El problema que surge en el centro es que el programa educativo es el ordinario establecido por el gobierno tanzano para la etapa de educación primaria. Como no existe un curriculum educativo adaptado a necesidades especiales, y tampoco se imparte educación secundaria ni formación profesional, los alumnos que permanecen en el centro tras haber finalizado primaria, como los albinos, no tienen acceso a ninguna actividad educativa, ni reciben una formación que les permita ejercer algún tipo de actividad profesional. "Viven en una situación de hacinamiento y desmotivación, porque no tienen nada ni ninguna estimulación", subraya Muñoz. "Se pasan el día en el campamento sin ninguna medida de higiene y cuentan únicamente con dos letrinas para doscientas personas", prosigue Carmen Muñoz.

La labor que desarrollan los voluntarios requiere de un gran esfuerzo. "El cooperante suele pasar por cuatro fases: primero de euforia, después de bajón, más tarde de integración y por último de tristeza por la despedida", indica Muñoz.

objetivos Una vez realizado el inventario de necesidades, es el momento de las acciones por parte de Cruz Roja. "Lo imprescindible es que haya una visita periódica de un médico; que se construyan dos nuevas estancias para albergar dormitorios con 50 camas cada uno; implantar un programa para enseñar a los albinos a utilizar los sombreros y protegerse del sol; poner en marcha una cocina y un comedor; cuidar la dañada visión de los albinos; enseñarles métodos y costumbres higiénicas; comprar más material para estimularles e implantar un sistema de adopción internacional que les garantice un futuro", enumera Muñoz. Con esta serie de medidas lo que se busca es la integración del colectivo de albinos que a día de hoy viven aislados por el miedo.