Dublín. El presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, anunció ayer que las negociaciones con el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) sobre la transferencia de los poderes de Justicia e Interior han concluido sin haberse alcanzado un acuerdo.

El fracaso de estas conversaciones, claves para cerrar uno de los últimos asuntos pendientes en el proceso de paz, hace pensar que los Gobiernos británico e irlandés tendrán que intervenir para que el desacuerdo no desemboque en una crisis institucional.

Según los expertos, las resistencias de los unionistas a la devolución de las citadas competencias, actualmente administradas por Londres, podría provocar incluso la retirada del Sinn Fein, antiguo brazo político del inactivo IRA, del Ejecutivo norirlandés de poder compartido.

Adams acusó ayer al DUP de "jugar la carta orangista" para exigir la eliminación de la Comisión de Desfiles, un organismo creado tras la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998) que supervisa las controvertidas marchas de la Orden protestante de Orange por ciertas zonas católias.

El líder republicano llegó a utilizar palabras que no se le oían desde hace años al recordar que la partición de la isla de Irlanda (1921) "dio a los unionistas un pequeño estado orangista" y que la Orden ha desarrollado desde entonces un papel "sectario" para perpetuar esta situación, origen del conflicto en Irlanda del Norte entre católicos y protestantes.

"Incluso hoy, la mayoría de los políticos unionistas pertenecen a alguna de las órdenes y los que no, escuchan atentamente lo que la Orden quiere", dijo Adams, quien aclaró que la intención última de los protestantes es seguir desfilando por barrios católicos.