“Hace ya más de un año, en alguna de las concentraciones, le dije a los jugadores, señores, tenéis deberes para el Mundial: tenéis que llegar cada uno como mínimo con 1.000 penaltis tirados en vuestros equipos. Si esperamos a la concentración para ensayar penaltis, no queda tiempo. Me imagino que la mayoría habrá hecho los deberes”, expresó Luis Enrique días atrás. Es decir, al menos, 26.000 penaltis lanzados antes de pisar Catar. Pero desde los once metros España mostró una impotencia absoluta, fallando los tres lanzamientos realizados, obra de Sarabia, Soler y Busquets, para disparar a Marruecos hacia los cuartos de final sin excusas, porque como dijo el propio seleccionador, “para mí deja de ser el topicazo ese de que es una lotería. Si has entrenado muchas veces esa acción, seguramente la dinámica del golpeo la vas a tener mejor”.

De este modo abandona España un Mundial de grandes esperanzas, que arrancó de forma idílica, con un apoteósico 7-0 que se fue diluyendo con actuaciones como la protagonizada frente a Alemania (1-1) o ante Japón (1-2), que marcó el inicio de la caída libre consumada frente a Marruecos, donde el combinado estatal se proclamó la peor selección de la historia de los Mundiales en las tandas de penaltis, con cuatro derrotas en cinco tandas; solo Suiza, en 2006, había acabado a cero en una tanda de penaltis de un Mundial. Asimismo, España escribió un dato demoledor: solo ha ganado tres partidos mundialistas desde que fuera campeona en 2010 (Australia, 3-0; Irán 1-0; Costa Rica, 7-0).

“Los penaltis no son una lotería”, reafirmó Luis Enrique tras la derrota. El asturiano asumió el resultado de los lanzamientos. “La responsabilidad de los penaltis es mía porque he elegido los tres primeros pensando que eran los mejores. El resto los debían de elegir entre los jugadores en función de las sensaciones”, explicó.

El encuentro frente a Marruecos pudo ser el último partido de Luis Enrique al frente de la selección española, puesto que su contrato expira tras la conclusión del torneo. Si bien, declaró que “no es justo el momento” de dilucidar su devenir. “Me imagino que a partir de la próxima semana se hablará de mi futuro con el presidente. Ahora mismo mi futuro me importa cero”, manifestó.

Respecto al desarrollo de la eliminatoria de los octavos de final, el asturiano dijo: “Creo que hemos dominado el juego”, aunque admitió: “Nos hubiera gustado generar más”. “Nos ha costado, hemos generado once disparos pero uno a portería, Sarabia ha tenido un poste... Los penaltis nos han costado..., pero estoy orgulloso de mi equipo; lamento los que no han podido jugar”, valoró.

Por otro lado, Unai Simón, vital para alcanzar la tanda de penaltis al detener un mano a mano con Cheddira, comentó: “Estamos viendo que hay sorpresas en el Mundial. Los partidos son muy igualados y al final hay mucho nivel defensivo por parte de los equipos, como Marruecos. No hemos sido capaces de superarlo. Es la realidad, aunque nos fastidie, es lo que toca, nos volvemos para casa”.

A entender del portero del Athletic, España fue “superior” al conjunto marroquí a lo largo de los 120 minutos de juego. Según Simón, la selección de Walid Regragui sufrió “en su campo” aguardando a las salidas al contragolpe, si bien fueron determinantes desde los once metros, faena en la que Simón consiguió detener una pena máxima de las cuatro lanzadas por los rivales. “Ellos han tenido una buena ocasión, pero de poco vale lo que diga. Siendo realistas, en la tanda han sido superiores a nosotros”, añadió, antes de descubrir que de cara a los penaltis hace “un estudio a los rivales”. “Puede salir o no. Por mucho que los estudies, no sabes cuándo van a cambiar la decisión. En los minutos finales pensamos más en las ocasiones que pudimos marcar. Cuando pitó el final, a coger el papel y hacerle caso. Confiaba en ello y al final no ha podido ser”, concluyó.