La adquisición de un nuevo vehículo puede ser un auténtico quebradero de cabeza para el interesado: marca, modelo, color; diésel, gasolina; eléctrico, híbrido; cuántos caballos, qué cilindrada... Un sinfín de posibilidades a las que se suman las variadísimas formas de financiación y adquisición.

Si bien es cierto que históricamente el mercado del renting en coches ha estado mucho más presente y enfocado a las empresas, cada vez hay más particulares que se decantan por esta opción para disponer de un vehículo nuevo y con garantías mecánicas. De esta manera, con el tiempo ha ido en aumento la oferta de renting dirigida al público en general.

El renting es la opción de alquilar un coche a largo plazo a cambio del pago de una cuota mensual que incluye todos los gastos de mantenimiento del vehículo, el servicio de seguro y complementario de reparaciones, la matriculación y la gestión de multas, lo que puede traer consigo un gran ahorro de dinero. Esta forma parcial de adquisición -no se obtiene la titularidad del vehículo- suele contratarse para un periodo medio de cuatro años. Una vez acabado el contrato, la empresa arrendadora da la opción de devolver el vehículo o renovarlo, y también te da derecho a compra.

Empresas y autónomos pueden desgravarse esta cuota ante Hacienda por este concepto, pero no un particular. Pese a este aspecto fiscal, ¿es rentable el renting particulares? Esta contratación puede tener muchas ventajas, pero obviamente no merece la pena recurrir a este servicio siempre y en todos los casos, por lo que conviene analizar cada situación concreta antes de tomar una decisión.

¿Sale rentable el renting?

En los últimos años el renting ha experimentado un gran crecimiento en España, hasta suponer el 25,95% de las matriculaciones anuales, según datos de la Asociación Española de Rénting de Vehículos (AER) ¿El motivo? El crecimiento económico, que hace que multitud de empresas (que son el principal cliente del renting) puedan llevar a cabo una inversión fija.

Durante muchos años, el renting parecía reservado en exclusiva a empresas y autónomos. Pero la tendencia ya ha cambiado, y cada vez son más los particulares que se acercan a esta fórmula para poder estrenar un coche nuevo y no tener que preocuparse de pagar sus impuestos, negociar pólizas de seguros o de hacerse cargo del importe de las revisiones mecánicas. Estos son algunos de los motivos que llevan a un particular a tomar la decisión de tener un coche por renting:

  • Liquidez: Comprar un vehículo supone una inversión enorme que no todo el mundo puede afrontar de un día para otro. Por eso, el renting evita el endeudamiento con una cuota fija mensual que varían desde los 200 euros hasta los 500 euros, aproximadamente.
  • Gastos fijos: El coche puede acarrear muchos gastos imprevistos, como reparaciones, averías, revisiones, impuestos… Con el renting el único gasto variable es la gasolina, porque el resto se incluye en la cuota mensual.
  • Ahorro: El renting de coches sigue el modelo de pago por uso, en el que sólo pagas por el tiempo que necesitas el coche. Una vez finalizado el contrato, puedes entregar el vehículo a la empresa y dejar de pagar las cuotas. Por otro lado, no es necesario hacer ningún pago inicial para alquilar el coche.
  • Siempre a la última: El renting ofrece la posibilidad de cambiar de coche de manera más frecuente que con la compra y, en el caso de haber contratado renting flexible, se puede hacer en cualquier momento. De esta manera, puedes disfrutar de un coche con los últimos adelantos tecnológicos en conducción y seguridad.
  • Despreocupación: No tienes que preocuparte por localizar un taller para los mantenimientos o averías; la compañía se encarga de todo. Tampoco tienes que encargarte de buscar y contratar el seguro del vehículo, que además va incluido en la cuota.