Si ganas la lotería tienes los primeros 40.000 euros libres de impuestos. Si ganas un concurso literario te quitan el 19% a partir de los 300 euros. La diferencia es abismal y la conclusión es clara: vivimos en un país que fomenta y mima las loterías muy por encima de la cultura. El azar es más importante que el talento: las cruces que marques en una quiniela lo son más que lo que puedas escribir en un folio. Me acabo de enterar porque me han hecho un ingreso en el que falta justo eso, el 19% del premio y una amiga, que se dedica a esto de los números, me ha llamado ingenuo por pensar que, al no ganar el Planeta, me iban a dar las tres cifras del premio y, oiga, no. Imagínese que si lo hacen, la gente empieza a escribir relatos, poesías y demás creaciones literarias en lugar de destinar ese valioso tiempo a, qué sé yo, hacer cola en cualquier administración de loterías. Eso sí, no quiero sonar desagradecido, que lo último que buscaba era la pasta, pero me ha sorprendido semejantes diferencias entre la cultura y las loterías. Y para descarga de los organizadores aclararé que, al menos, el diploma me lo han dado enterito, lo que es un detalle porque si le quitan una quinta parte igual se habían cargado un trozo de apellido y cómo le demuestro yo a quien me lee por aquí que hay quien me da premios por escribir. Sinceramente, yo tampoco lo creería.