Muchos padres y madres no lo hemos entendido. Y yo, en concreto, tampoco lo comparto. Lo único que me faltaba para convencerme del todo era escuchar de viva voz a profesores mostrar sus dudas y también su discrepancia con la nueva forma de evaluación por (innumerables) competencias en la que nos hemos embarcado. Poco queda por decir desde el momento en que un colegio público tiene que organizar reuniones para explicar a las familias el nuevo sistema de notas del alumnado. En nuestra casa decidimos no perder el tiempo, ni tratar de entenderlo, porque nos cuesta seguir el ritmo de tanta ocurrencia. Yo no sé si es necesario evaluar hasta siete competencias distintas en una misma materia como Matemáticas; y otras seis en lengua extranjera, pero el caso es que el niño me llega a casa tratando de explicar que en una misma asignatura ha sacado tal calificación en K1, otra diferente en K2, en K3, K4, K5, K6 y K9. Y no es un chiste, aunque lo parezca.

Me mosquea que no salgan en el boletín de notas las competencias K7 y K8, pero me supongo que se les habría agotado el saldo de enunciados huecos. Luego que nos cuenten misa, pero hay mentes pensantes sobrevaloradas. Personas aventajadas que han inventado la rueda cuadrada y aun así tienen quien les aplaude.