Feo asunto el de las colonias de Bernedo. Chicos y chicas empujados a ducharse juntos, monitores paseándose desnudos por la colonia y castigos humillantes, anomalías justificadas en una pedagogía transfeminista que busca la desexualización de la desnudez y de la relación entre géneros. Las duchas mixtas como espacio para deconstruir esa sexualización. Así lo han explicado los monitores de la colonia en el comunicado que publicaron cuando estalló la polémica, que no el caso, del que se informó mucho antes en un medio digital sin que nadie reparara en ello o quisiera hacerle caso. Dicen los monitores que estas colonias tienen una trayectoria de 50 años. Y es verdad, pero es imposible identificar el eslabón que dicen que une el modelo que empezó a funcionar en el ultimo lustro de los setenta con el que relatan los monitores en su comunicado. Escuchar cuentos mitológicos en torno al fuego, excursiones a los pueblos vecinos, construir cabañas junto al río, jugar al brilé o alguna noche de romería era la aplicación práctica de un método de tiempo libre que solo pretendía que chicos y chicas se lo pasaran bien e hicieran nuevas amistades, con el euskara como lengua convivencia. Las familias esperaban la llegada de sus hijos confiando en que el año siguiente quisieran repetir. Puro sentido común. Sin salvadores y dejando a los menores en paz.
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