ETA no, vascos sí. ¿Se acuerdan? Pero vascos que no se llamen Jon, que es más bonito Juan, ni esos otros nombres raros que valen lo mismo para hombres y mujeres, con lo ordenado que es el castellano y su María, ah, no, que ese nombre también se usa para mujeres y hombres; vascos que no hablen euskera fuera de Euskadi, pero tampoco dentro si hay gente que no lo entiende cerca o lejos, que ya está España y el español para envolvernos a todos, si acaso lo pueden hablar un poco en casa y sin levantar la voz, que no se enteren los vecinos que dicen más cosas que los autorizados “kaixo”, “agur” y “eskerrik asko”; vascos que en la conferencia de presidentes no mancillen los oídos vírgenes de los hispanohablantes, que si quieren folclore vayan a cantar a Eurovisión, aunque sesenta y pico años después España no haya dejado ir a nadie a actuar en catalán, en gallego, en euskera… aunque sí en inglés. Vascos que no violenten a los profesores, a los jueces, a los médicos de bien obligándoles a entender, e incluso hablar, en esa lengua de catetos si trabajan en Euskadi, como si no fuera posible entenderse en castellano, en inglés o incluso por señas. Vascos que no defiendan su lengua, su cultura, su historia, su bandera, sus derechos históricos... Esos vascos no, pero todos los demás, sí, sean bienvenidos a la extraña libertad que quiere imponer el PP y sus acólitos desde Madrid en una España grande y...
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