Joseph P. Overton formuló hace varias décadas una teoría sobre cómo las sociedades cambian y evolucionan, convirtiendo en aceptables y normalizadas ideas que anteriormente no lo estaban. Por ejemplo, muchos de los derechos que hoy en día se dan por garantizados tuvieron que pasar por una fase de debate hasta que se volvieron algo respetable. Lo que tan fácilmente llamamos sentido común no es más que la consecuencia de esa lucha por conseguir que lo inaceptable deje de serlo. El voto de las mujeres (en realidad casi cualquier derecho feminista) formó parte de esas ideas que tuvieron que ser argumentadas hasta que, hoy en día, es de sentido común que todas las personas, independientemente de su género, puedan votar. En la conocida como Ventana de Overton están los valores de una determinada época. Fuera, las ideas consideradas radicales por la mayor parte de las personas. Por desgracia, en los últimos años estamos viendo cómo la ventana se está moviendo peligrosamente a la derecha, haciendo que ideas que antes se pensaban extremistas ahora estén sujetas a debate. Y, de repente, las personas que seguimos pensando lo mismo que hace diez años nos estamos quedando fuera, con cuestiones que eran de sentido común. Y lo peor de todo es que la ventana sigue moviéndose.