Síguenos en redes sociales:

Mesa de Redacción

Carlos Marcos

La vajilla del banco

Durante años las cajas y bancos fueron esos sitios que pagaban un interés por tu dinero y daban todo tipo de regalos

La vajilla del bancoPexels

Antes, tu banco te regalaba la vajilla, ahora les regalas tú una distinta cada trimestre. ¿En qué momento hemos aceptado las comisiones? ¿O en qué momento hemos aceptado que no podemos hacer nada por evitarlo? Supongo que desde que nos sentimos amarrados al banco por la hipoteca, no sé, pero lo cierto es que durante años las cajas y bancos fueron esos sitios que pagaban un interés por tu dinero y daban todo tipo de regalos (no solo de propaganda) para agradecer que fueras su cliente, incluso teniendo poca pasta, que es cuando más se agradece. Luego la cosa cambió, pusieron la cadenita al boli para que no te lo llevaras, más tarde quitaron el boli para que firmaras en la tablet y después te mandaron al cajero para que te autogestiones y presumas ante tu madre que trabajas en el banco (aunque no cobres). Existe el divorcio en el matrimonio y existe, no lo olvidemos, el divorcio con el banco, a quien nunca juramos amor eterno. Si ya no te quiere, si coge tu dinero sin preguntar, hay otros bancos que te dan pasta por llevar la nómina, que te pagan los recibos de la luz durante un tiempo o que te ponen la cuenta y la tarjeta sin comisiones y hasta te devuelve un porcentaje de lo que compras. Y, lo más revolucionario, el que no te trata de vender a toda costa un producto que no te conviene. Así que cuando tu banco ofrece mejores condiciones a otros que a ti, toca poner en práctica lo aprendido con las telefónicas y las aseguradoras... a las que también fuimos fieles.