Los aficionados del Bayer Leverkusen rebautizaron el año pasado la calle que lleva a su estadio, el BayArena. La calle en cuestión se llama Bismarckstrasse, en recuerdo a Otto von Bismarck, padre de la Alemania moderna, pero los hinchas pasaron a denominarlaXabi-Alonso-Allee (Avenida Xabi Alonso). Fue su manera de homenajear al entrenador tolosarra, que logró la primera liga alemana del Leverkusen en toda su historia, además de la Copa y la Supercopa.
De hecho, el pasado sábado, en el último partido en casa, Alonso recibió, entre otros obsequios y en una despedida por todo lo alto, el cartel con el nombre de su avenida. No vamos a pedir que la donostiarra avenida de Madrid pase a llamarse avenida Imanol Alguacil, no vaya a ser que se nos echen encima todos los haters. Pero, como en las buenas óperas, el técnico de Orio se merece este domingo una larguísima salva de aplausos.
Más allá de sus excelentes números (339 partidos, un título de Copa y cinco clasificaciones europeas consecutivas), Imanol deja una impronta y una forma de ser y estar que ha calado hasta el fondo en el aficionado. Un tipo normal que en los últimos cinco años ha logrado que el éxito se convierta en costumbre. Aupa Imanol.