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Mesa de Redacción

Carlos Marcos

Papel de váter

Papel de váterN.G.

Antes que la mascarilla, el papel de váter fue el símbolo del coronavirus. Ahora que se cumplen cinco años de todo aquello, sorprendentemente nadie lo ha recordado. Por lo que sea, cuando se supo lo de la pandemia, la gente corrió a los supermercados no a comprar comida en lata y agua embotellada, como ocurre en las pelis americanas, sino papel de váter en abundancia. El papel de váter fue la nueva moneda de la pandemia, según cuántos rollos atesorabas en casa subías o bajabas en el escalafón social. Hay peña que salía del súper solo con papel de váter y se olvidaba allí la comida. Me temo que todavía hoy, cinco años después, hay gente que sigue limpiándose el culo con el papel de váter que compró entonces. En este periódico escenificamos todo aquello creando una sección llamada El diario de un confinado en la que el bueno de Joseba Gorriti publicaba a diario sus peripecias sobre un rollo de papel de váter dentro de algo que llamamos Mirarte Etxean (la reconversión casera de la sección Mirarte) y que llevaba por subtítulo “Cultura, ocio y comunicación para pasar la crisis del coronavirus en casa” porque todo se paró: cine, teatros, conciertos y hasta los sorteos de la lotería. Allí hicimos las cosas más locas y creativas en un intento de hacer más llevadero aquello de estar encerrado en casa, salvo para comprar el periódico, sacar al perro o ir al súper a la caza de papel de váter. Hoy cuesta creer que vivimos aquello.