Si los calzoncillos te los compra tu mujer, tú también eres machista. Si ayudas en las tareas de casa, tú también eres machista. Si el coche grande es el tuyo y el pequeño de ella, tú también eres machista Si te quedas esperando a la puerta del súper o, en el bar de la esquina, a que acabe las compras, tú también eres machista. Si ella limpia mejor, tú también eres machista. Si ella lleva al médico a la suegra, tú también eres machista. Si ella se ocupa mejor de los peques, tú también eres machista. Si ella es la que sabe lo que hay que llevar a clase, en qué curso están y cómo se llaman los profes, tú también eres machista. Si no te gusta que salga de noche con su amiga recién divorciada, tú también eres machista. Si le pides a tu hija que llegue antes a casa que a tu hijo y que ella tenga más cuidado, tú también eres machista. Si crees que un hombre y una mujer, heterosexuales ambos, no pueden ser amigos sin acabar en la cama, tú también eres machista. Si dices que no eres machista ni feminista, tú también eres machista. Si le añades un pero a la libertad sexual de una mujer, tú también eres machista. Si crees que la violencia de género no existe, tú también eres machista. Si un día como hoy sueltas eso de ¿Y cuándo se celebra el día del hombre? tú, además de machista, es que eres gilipollas.