Tiene 18 años y ha sido detenido en una operación conjunta entre la Guardia Civil y la Policía Nacional por haber hackeado al menos a 40 entidades entre las que destaca la propia Guardia Civil, el Ejército de EEUU, el Servicio Público de Empleo Estatal o la Dirección General de Tráfico. Ciberataques como estos son hoy el mejor exponente de la fragilidad del mundo que estamos construyendo.

Uno en el que tu banco de toda la vida, el mismo que no es capaz de evitar que le hackeen y te envíen desde su número enlaces maliciosos por SMS, puede amenazarte con cancelar una cuenta bancaria de un niño de 10, 11, 12 o 13 años si no le llevas el DNI que no está obligado a tener hasta los 14. Este rígido control es necesario, al parecer, para evitar el blanqueo de capitales, no sea que el dinero de la hucha sea en realidad una forma de financiar una organización terrorista.

Todo es por ley. También puede que te pidan la nómina, la declaración de la Renta o pasado mañana un desglose de tus gastos mensuales, información que ni siquiera está a buen recaudo en Hacienda, a tenor de lo visto, y ahora se duplica por decreto en las mismas entidades que nos han vendido productos engañosos y cobrado comisiones ilegales y/o sucias. Todo bajo control desde el descontrol.