No me imagino a Joseba Asiron, alcalde de Pamplona, recomendando a los gaiteros que el 6 de julio, a eso de las doce y cuarto de la mañana, se abstengan de tocar el Ánimo pues, ese tema que te pone los pelos de punta y que se ha hecho viral en los últimos años, aunque suena desde los tiempos de Maricastaña. La Plaza Consistorial suele estar a reventar y la marea de gente que se mueve en avalanchas al compás de la música es una de tantas estampas del paisaje sanferminero. Hace años que se prohibió la entrada de vidrio a este emblemático y reducido espacio y, además, la Policía Foral suele hacer unos controles preventivos de aquí te espero. Y, sí, es mejor prevenir que lamentar, pero resulta absurda la recomendación que ha realizado Festak a Gaztelubide y la Unión Artesana para que no toquen Caballería de gallos en la Izada y la Arriada porque en los últimos tiempos se ha popularizado acompañar los sones de esta canción con pasos hacia adelante y hacia atrás. No estamos hablando de que toda la plaza de la Consti se ponga a bailar Sarri, sarri, o a empujones, en plan punk, que tampoco pasaría nada, vamos. Argumenta Festak que el año pasado hubo “momentos de tensión”, aunque en el balance que se hizo días después no se dijo ni Pamplona de este presunto problema.