El marcador de la Navidad, a falta de jugar los últimos minutos del año, es de dos christmas en el curro y cero en el buzón de casa. Me refiero a las tarjetas navideñas de cartón, claro; por wasap el marcador ha subido bastante más, porque hace tiempo decidimos erróneamente no escribir de puño y letra nuestros mejores deseos a nadie y seguir el camino fácil de reenviar fotos, vídeos y memes de otros añadiendo alguna frase corta o emoticono, o sin nada, como me ha llegado este año de algún familiar. Que en Navidad llegue un sobre manuscrito a tu nombre es ya una rara sorpresa, aunque siempre agradable. Una agencia de comunicación y una lectora han sido las autoras de esos dos únicos christmas que he recibido en papel. El equipo de VK Comunicación emula todos los años la portada de una publicación con una foto divertida de su personal, que les sirve para incluir dentro un puñado de buenos deseos escritos a boli. Se agradece. El caso de la lectora, Britt, es más peculiar aún, me escribe todas las navidades con la tarjeta más molona que encuentra y a veces incluye algún detalle que quepa dentro del sobre, que siempre adorna con pegatinas. Es la respuesta a esa duda que nos hacemos quienes escribimos esto que llamamos columnas: si le importará a alguien un carajo lo que ponemos, y resulta que a veces sí y hasta da pie a un cariñoso feedback del otro lado, que se ha convertido ya en tradición. Urte berri on!