El 8 de diciembre era goloso, porque 2024 ha deparado un calendario puñetero para las familias con menores que practican deporte. Ese minipuente, el fútbol descansaba y muchos de nuestros hijos por fin tenían “libre”; además, no había eskola-kirola. Pero la Diputación decidió poner jornada de fútbol alevín ese día. Es curioso: sólo les dejan jugar una vez al mes a fútbol y tenía que ser ahí. Le sugerimos al pequeño de 11 de años la opción de no jugar ese finde, pero fue imposible, porque el encuentro del mes anterior le pilló lesionado, y sólo ha podido jugar un partido desde mayo. Así que fuimos en dos coches a tierras castellanas y programamos el regreso de los dos varones de casa para las 7.30 horas del domingo. El objetivo era superar el puerto burgalés de la Brújula antes de que apareciese la nieve y poder llegar a tiempo para el partido. Al final, la jornada la suspendió la federación de fútbol por el temporal, sin que la Diputación, que es la que enreda, tomase ninguna decisión al respecto. Nos avisaron el sábado y tiene pinta de que los partidos no se recuperarán, aunque eso ya es lo de menos. Al parecer, estas decisiones en ese departamento foral (Cultura, Deportes y Cooperación) se toman pensando únicamente en sus películas (poner coto al fútbol), aunque con ello puteen a 7.000 personas. Nivelazo.