A los periodistas se nos suele echar en cara que tenemos tendencia a ver lo malo antes que lo bueno, a fijarnos en la parte vacía del vaso y a despreciar la llena en la creencia de que es la manera de atraer lectores y vender más. Creo que es una acusación a la que no le falta algo de razón, aunque en defensa del oficio cabe alegar que el buen periodismo no puede estar exento de una mirada crítica y escrutadora de las cosas que ocurren en el día a día, desconfiada de la propaganda y el marketing con el que se envuelven tantas informaciones. Durante la crisis de 2008 fue un reproche habitual contra los medios ante la cascada de noticias e informaciones negativas que inundaban la actualidad. Luego se vio que la prensa se quedó corta en reflejar la magnitud del desastre. Una excepción a esta regla es la información deportiva, y es que al éxito se apunta todo el mundo. En cualquier caso, la virtud como siempre está en el equilibrio y saber mirar con atención la que ocurre a nuestro alrededor para que salte la alerta en lo malo como en lo bueno. Sin ir más lejos esta semana, en la que hemos conocido que la tasa de desempleo en Gipuzkoa ha caído en este último trimestre por debajo de la media europea, hasta un 5,3%. Si hace no mucho nos tirábamos de los pelos por índices intolerables de paro, creo que hay que poner en valor este dato, que no hay que darlo por descontado. Confío en que no, pero igual en el futuro nos acordamos de él.