Cuando les hablo de vivienda, abogo por cruzar contenedores. Pero nadie me toma en serio por eso de que tomo una pastilla por la noche y otra por la mañana. Ale, Harri, otra pastillita para tragarte que Pedro Sánchez quiere arreglar el problema del alquiler con 200 millones para un bono joven que todos los expertos aseguran que, si a alguien beneficia, es al especulador. Como no hay arrestos de liquidar el rentismo, acción que sigue a intervenir el mercado del alquiler, el poder permanece con cara compungida. Mientras tanto, el pobre reza por el fallecimiento rápido e indoloro de sus padres, a ver si así le toca algo. Imagínense que tiene 40 años y necesita un piso para ya, de unos 40 m², porque no hay pareja que le aguante. El problema: no existen esos pisos, pero tiene suerte, el alcalde de su ciudad le ha dicho que va a hacer todo lo posible para que se construyan. Veamos: ¿hay suelo edificable en su municipio? Digamos que sí, que la fortuna le favorece. ¿Es propiedad del Ayuntamiento? Sí. Suerte, otra vez. Hay que hacer un proyecto básico. Eso exige un concurso: definir los pliegos, presentación de candidaturas, publicar resultados, alegaciones, y ya han pasado, no sé, 16 meses –recuerde que está en estado de gracia–. Luego viene el proyecto de ejecución, otros 16. ¿Elegir al contratista? Ya que está en racha, 16 más. Y, por fin, otros 24 para la obra. Es decir, que con más suerte que el conejo, tendrá su piso en seis años. Pero usted lo necesita ahora.