En los Juegos Paralímpicos (acaban de celebrarse los de París 2024) te encuentras con infinidad de historias de superación, de vivencias sobrecogedoras y, en definitiva, de ejemplos de vida. Una de ellas, como otras muchas, es la de una gallega originaria de Mali (país, por ejemplo, del jugador de la Real Sociedad Hamari Traoré, ahora lesionado). Adiaratou Iglesias, que no pudo subirse al podio en los 100 y 400 metros, como lo hizo en Tokio 2020, pese a ser una de las mejores velocistas del mundo, se apasionó por el atletismo desde que su madre le cronometraba cada vez que iba a hacer un recado en la localidad maliense donde vivía. Pero hasta llegar a los Juegos Paralímpicos, Adi, con discapacidad visual debido a su albinismo, ha tenido que sufrir mucho. En su país persiguen a los albinos hasta el punto de que un sector de la población salen a su caza. A los 11 años, sus padres la enviaron a Galicia, a casa de su hermanastro, que terminó por maltratarla, como lo hacía con su novia... y acabó en un centro de menores. Y si no fuera por una madre soltera que la adoptó con 14 años, a saber qué hubiera sido de ella. Dicen que la vida suele dar oportunidades y Adi no solo ha sabido aprovechar la suya, sino que además no ha dejado de darnos lecciones... y sigue dándolas. Todo un ejemplo.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
