La patronal guipuzcoana anda en los últimos tiempos quejándose amargamente del, a su juicio, elevado absentismo laboral que se registra en Gipuzkoa. Adegi no ofrece una cifra digamos oficial, pero extraoficialmente la tasa se sitúa en torno al 8%, la misma que en el conjunto de Euskadi. Como los números, números son, si cada día faltan al trabajo un 8% de currelas, concluiremos que acuden al tajo la nada despreciable cifra de un 92% de empleados. El asunto tiene mil vertientes, pero ya de partida es de pura lógica que a menor tasa de paro (y aquí estamos casi en mínimos), mayor es el absentismo, y que cuanto mayor es una empresa, mayor es el absentismo. Si bajamos a pie de obra, al día a día de una empresa pongamos que de pequeño tamaño, el problema no es el absentismo. El problema es que en decenas de empresas, si un trabajador coge la baja, no tiene sustituto y carga con su trabajo y el de su compañero. Seguro que a su alrededor conocen a más de uno y más de dos empleados que acuden puntualmente a su trabajo no en las mejores condiciones porque, si no, el marrón que le cae a un compañero es de cuidado. Y otro día ya si eso hablamos del incremento de bajas por enfermedades mentales, por estrés y por cargas de trabajo excesivas.
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