Alcoholismo, drogodependencia, videojuegos, pantallas, ludopatía o ninfomanía. Son múltiples las caras de la adicción, una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que se basa en la búsqueda del alivio a través del consumo o uso de sustancias u otras conductas similares, lo que crea problemas en la vida de la persona adicta. En Euskadi ha aumentado la frecuencia y el gasto asociado al juego online, y crece el uso abusivo de videojuegos, Internet, redes sociales y los trastornos derivados. Todo ello sin olvidar que el consumo de alcohol se mantiene en niveles muy altos, con un alto grado de normalización y aceptación social. Buena parte del poder de la adicción está en su capacidad de secuestrar e incluso destruir regiones cerebrales fundamentales que se encargan de ayudarnos a sobrevivir. Una cuestión sobre la que reflexiona Javier Giner, que se estrena este año en el Zinemaldia como codirector de Yo, adicto, una serie de seis episodios que adapta la novela de no ficción que Giner publicó en 2021 y en la que contaba sin tapujos su proceso de desintoxicación, que comenzó con su ingreso en un centro especializado cuando tenía 30 años. Sobre la mesa, las inseguridades, los miedos, el rechazo a uno mismo o el no saber gestionar bien las emociones, ingredientes que hacen caer en la espiral de las adicciones.