Me gusta Silvia Intxaurrondo. Las mejores entrevistas de la pasada campaña electoral fueron suyas. Además, su buen hacer no se limita a los días previos a meter un sobre en una urna, ya viene de lejos. Y siempre sin alzar la voz ni celebrar el gol. Fue ella quien descolocó a Ayuso en una entrevista en Telemadrid a cuenta del Zendal al preguntar cómo iba a funcionar un hospital sin contratar personal y si no iban a quedar desasistidos esos otros hospitales. Después de muchos titubeos, el epílogo fue responder que esas preguntas no se le hacen a una presidenta autonómica. También fue Intxaurrondo quien desmontó a Feijóo en otra entrevista en TVE su discurso propagandístico sobre que su partido ha subido siempre las pensiones conforme al IPC dejándole con el voto al aire. Y también ella rectificó y explicó quién eligió la fecha de la exhumación de Primo de Rivera a un indignado Maroto que tras un largo silencio solo supo replicar “y cuál es la pregunta”. Hay muchos más ejemplos y de todos los partidos, pero el PP, a través de dos diputados, ha criticado esta semana a Intxaurrondo por ser una periodista “incisiva” y denuncian que goce de “libertad absoluta” para manifestar “libremente” lo que opina. La intención del PP, imagino, es que sonara a crítica pero en realidad ha sido todo un piropazo al trabajo de esta periodista que no deja colar mentiras.