En una clase de Ética de Bachiller, el profesor planteó este dilema: ¿Qué haríais en el caso de que os tocase una lotería vitalicia? Tenía trampa, la conclusión a la que quería que llegásemos es que, independientemente del dinero, acabaríamos por seguir empleados en algo que nos realizase. Es el capitalismo pasado por el tamiz católico, como la cultura del sufrimiento, el ora et labora y lo de que el curro dignifica. A mí lo que me dignifica es tener tiempo libre. Ya lo dice la mitad de mi kuadrilla, que soy un vago. La otra mitad, en cambio, piensa que me autoexploto. Tampoco me atrevo a preguntarles a mis jefes su opinión. Si tuviese pasta me dedicaría a ver películas, viajar y escribir... lo que yo quiera escribir, en vez de quitar horas al sueño al echarme a la espalda cada vez más proyectos para llegar mejor a final de mes. He pensado en todo ello, después de que un amigo me pidiese que buscase en Google lo que sigue: “IRPF hacienda de Gipuzkoa a trabajar”. He encontrado una serie de cuestionarios sobre impuestos en los que Hacienda nos invita “A trabajar!” (sic) en responderlos. A alguien con mente de esclavista le pareció gracioso. Podía haber propuesto, incluso, “Trabajar os hará libres”. Aunque quizás más acertado hubiese sido “¡Paguemos nuestros impuestos!”, “¡Que los que más tienen aporten más!” o “¡Hagamos, no sé, que Hacienda impida que futbolistas se desgraven sus villazas por haberlas construido a través de una empresa!” porque la gente, desde luego, de meter horas está cansada.