En una sociedad que pelea por unos horarios de vida cada vez más razonables y en la que nos obligan a cambiar dos veces de hora al año con el fin de contribuir al ahorro energético, el fútbol juega en una liga aparte, nunca mejor dicho. La Liga de Tebas, que única y exclusivamente vela por sus intereses sin importarle lo más mínimo a quiénes perjudique y las consecuencias que acarree, va en la dirección contraria al resto del mundo. Tras el esfuerzo de jugar el lunes por la noche (21.00 horas) contra el Barcelona en Montjuic, la Real Sociedad afrontará mañana el segundo duelo de los tres que disputa esta semana (algo que sólo le ocurre, cómo no, al equipo txuri-urdin) ante el Valencia en Anoeta a partir de las ¡22.00 horas! Todo un despropósito que provocará que muchos aficionados realistas, sobre todo los más pequeños, que tienen que cumplir con sus obligaciones escolares al día siguiente, además de quienes madrugan para trabajar y los provenientes del territorio, se queden en casa y no puedan disfrutar in situ de su equipo. Sí, este mismo curso ya ha tocado jugar a deshoras partidos de Copa y de Champions (competiciones sin tanto margen de maniobra como la Liga), pero en el chiringuito de Tebas no se tiene en consideración a la afición del futuro. De la que precisamente depende que su negocio funcione en unos años.