A Ayuso, sí, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, se le llena la boca cuando toca denunciar algún caso de corrupción del otro lado de la trinchera. “Se trata de una trama de corrupción que salpica a ministerios y comunidades autónomas”, en manos de “un portero de prostíbulo que luego es asesor del ministro y acaba de asesor de Renfe... Lo normal”, espetó sobre la trama que sacude al ya conocido Koldo, el exministro Ábalos y compañía. Y, claro, desde un prisma alejado de las siglas políticas, se podría decir que no le falta razón. Ahora bien, no estaría de más que se esmerara también en lavar los trapos sucios de su propia casa. Como los que afectaron a su hermano, acusado de intermediar en una operación de compra de mascarillas (al parecer, durante la pandemia algunos tuvieron mucho tiempo para pensar en cómo lucrarse sin demasiado esfuerzo) adjudicada a dedo por la comunidad madrileña. Pero no sólo le ha salpicado la corrupción en este caso... Ayer mismo se conoció que la Fiscalía de Madrid ha presentado en los juzgados una denuncia contra la pareja de Ayuso por la presunta comisión de dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad en documento mercantil. No hay más cuestiones, señoría. Lo que decía: ...y te diré de qué careces.