Miguel no es es un taxista cualquiera. Es un taxista de la Real en Madrid. De Móstoles, y este mes cumple 51 años. Cuando nos cogió en su vehículo, a la pregunta, ¿de dónde sois?, le soltamos el clásico: de Gipuzkoa, de un pueblo pequeño cerca de San Sebastián. “Pues yo soy de la Real”, respondió. Así empezó todo y descubrimos un diamante en bruto que ha visto “todas” las victorias de la Real en el Bernabéu: cuatro en Liga y dos en Copa; que aprovecha para recibir a sus ídolos txuri-urdin en el hotel cada vez que visitan la capital española, la última en Vallecas, ante el Rayo, el 29 de octubre. Ha llevado en su taxi al presidente Aperribay, que le regaló una entrada; y en otra ocasión a Asier Illarramendi, en 2018, después de que Xabi Prieto le cediese el testigo de capitán, con anécdota graciosa incluida. Miguel tiene un santuario txuri-urdin en su casa: camisetas de la Real por decenas. La última se la dio el propio Remiro. Antes de llegar a nuestro destino, paró el taxímetro en 14 euros, “por ser de la Real”. A la ida nos habían cobrado 19,90. Durante el trayecto y hasta el último metro, hablamos de la Champions, de la patada de Capoue a Brais; de sus visitas a Donostia y el hotel en el que se aloja cada vez que viene, el mismo siempre. Me dijo que pregunte: “Me conocen fijo”. Grande, Miguel.
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