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Mesa de Redacción

Arantxa Lopetegi

Donostia, sus barrios y otras cosas de las que informar. Les escucho.

El aceite, en la caja fuerte

El aceite, en la caja fuerteN.G.

A veces nos repetimos, ¡qué le vamos a hacer! Todos tenemos nuestras obsesiones. La mía, como la de tantas otras y otros, es últimamente el precio de la cesta de la compra. No sé si en los supermercados los desfibriladores son obligatorios, pero lo van a tener que ser sin más demora. Llevamos muchos meses de sobresaltos y la sequía pertinaz está favoreciendo que muchos productos ya sean casi objeto de lujo. Como esto siga así, en breve en vez de diamantes (quien los tenga) guardaremos en la caja fuerte el aceite de oliva, reservado sólo para las grandes ocasiones. La fruta y la verdura las dejaremos para Navidad y de algunos alimentos, como nos ha pasado con las angulas, sólo nos acordaremos. Me veo contando a mis nietos cómo era un tomate o a qué sabía el calabacín. Al jamón de York del frigorífico le tendremos que poner alarma, para que nadie abuse. Estas subidas brutales conllevan problemas añadidos, porque lo menos sano es lo más barato y la salud se resiente. Si en vez de manzanas nos ponemos moradas a hamburguesas de cadena, no sólo llora la balanza. No sé qué, no soy maga, pero algo tendrían que hacer quienes mandan, porque de poco sirven las campañas por una alimentación sana si comprarla es imposible. La dieta mediterránea peligra.