Tu vida es una mierda, y lo sabes. Al calor de aquella moda de hace unos años a cuenta de los memes de Julio Iglesias, alguien tuvo la ocurrencia de hacer una pintada con esa frase de letras bien grandes en la calle Maiatzaren Lehena de Pasai Antxo. Se debió quedar bien a gusto. Hay mensajes brillantes escritos en la pared que tienen una vida efímera. Otros, en cambio, sobreviven al paso del tiempo a pesar de su mala baba y dudoso gusto. Es curioso lo que hablan las paredes. Hay pintadas de enorme potencial que se convierten en armas reivindicativas, mientras que otras, subliminalmente, provocan un impacto negativo que acabas normalizando a fuerza de verlas a diario durante años. Cuando ya peinas canas, o definitivamente no hay nada que peinar, puede que no te remueva tanto por dentro. Pero siempre me he preguntado el efecto que este tipo de pintadas pueden tener a largo plazo en tantos adolescentes que buscan su sitio en el mundo o, sin ir más lejos, en toda persona que no se encuentra en su mejor momento. La vida, a dios gracias, no solo está llena de capullos. También hay buena gente. Alguien tuvo la brillante idea de tachar la palabra mierda en la pintada que continúa en la pared, y que reza ahora: tu vida es genial, (y lo sabes).