La pasada semana hubo cuatro días laborables en lugar de cinco. Todos y cada uno de esos días traté de pedir cita en la Seguridad Social para unas gestiones. El lunes: “Nuestros operadores están ocupados, llame pasados unos minutos”. Obedezco y lo hago. El martes, ídem. Otras dos o tres llamadas. El jueves y el viernes, lo mismo. Me mosquea y me acuerdo de lo sucedido cuando tuve que renovar el carné de identidad. No funcionaba por Internet y, ante mi desesperación, recurrí al teléfono y di con un amable funcionario que me quiso ayudar, o sea, hacer su trabajo de atención al público. En Osakidetza, ídem. Si el método Internet no es el adecuado para una cita por lo que sea, querido ciudadano o ciudadana, joróbese usted, que estamos muy liados. O somos pocos. O esta centralita electrónica funciona mal. El famoso “vuelva usted mañana” de Larra es ahora “inténtelo hasta aburrirse”. Un amigo pidió cita en la Seguridad Social para llevar unos papeles. A las 9.00 horas estaba allí puntual junto con otras cuatro personas. Ninguna salía en la lista de citas y el guardia de seguridad no les dejaba entrar. Sin embargo, los cinco estaban en la puerta previa cita por Internet. Uno puso una queja, otra se fue llorando y mi amigo logró entrar, después de llamar al amigo de un amigo. Es inseguridad social.
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