Izan nos ha tocado la fibra porque, gracias al vídeo que su hermano ha colgado en Internet, hemos presenciado cómo sus compañeros, a los que llevó una tarta para celebrar con ellos el día de su cumpleaños, le han felicitado llamándole “mierdagordo” a ritmo de la célebre canción del cumpleaños. Ni siquiera un día de tregua le han dado en esos cuatro años que, denuncia su hermano, lleva sufriendo insultos, vejaciones y agresiones sin que nadie haga nada más allá de mirar a otro lado. No, no es una chiquillada, es un hecho gravísimo que puede y tiene terribles consecuencias (eso queda en el coco) y que hay que cortar de raíz por parte de la escuela de verano, el centro escolar al que acude el resto del año y allí donde se dé un mínimo amago de acoso. Y es clave en ello el papel de los padres, expertos demasiadas veces en justificar lo injustificable a sus vástagos. Al igual que hay que alejar y proteger a las mujeres de sus maltratadores para ponerlas a salvo, hay que alejar y proteger a los menores de sus acosadores, que sea a ellos a los que la clase haga el vacío para arropar al chaval puteado, al que apalean verbal o físicamente, tantas veces impunemente. Los acosadores son los mierdas: hay que sancionarlos, suspenderlos y sacarlos de la clase, del colegio de su víctima hasta que dejen de joder, y que los aguante su padre/madre. Feliz cumple, Izan. Zorionak.
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