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Mesa de Redacción

Eduardo Iribarren

Seis meses ya

Seis meses ya

La guerra de Ucrania ha cumplido seis meses y lo poco seguro que tenemos es que no sabemos cuándo acabará. El conflicto consume cada vez más dinero, más armas y más carne humana mientras en sus fronteras, las nuestras, aumenta la preocupación por sus efectos en nuestra economía y en nuestro bienestar. Seis meses después, la solidaridad y la empatía con las víctimas se ha enfriado. En el fondo, lo que nos está ocurriendo con la guerra de Ucrania es lo mismo que con cualquier otra de las guerras del mundo: con el paso de los días, sin novedades en el frente, la guerra se convierte en un fondo de pantalla invisible. Sabemos que está ahí, pero no le prestamos atención. Lo que sorprende es la práctica desaparición del pacifismo civil europeo. Ni se oyen voces en favor de la paz ni surgen movilizaciones demandando una oportunidad para el diálogo y la negociación. Es como si hubiéramos asumido la irreversibilidad de la guerra. Esta misma semana, Zelenski, el presidente de Ucrania, ha hablado sin disimulos de lo que espera del conflicto. Lo que al comienzo de la invasión rusa fue un discurso de paz, a estas alturas ha evolucionado a un objetivo de victoria. Y detrás de ese objetivo va toda Europa al compás de lo que marca la OTAN. Enfrente, el objetivo que mueve a Rusia es el mismo. De momento, la partida parece empantanada, que no es lo mismo que empatada, pero se le parece. En cualquier caso, lejos, muy lejos de estar resuelta. l