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Mesa de Redacción

Eduardo Iribarren

Energía

EnergíaN.G.

No parece que el Gobierno Vasco fuera tan desencaminado cuando mostró sus dudas con la eficacia del plan de Moncloa para ahorrar energía. Pese a que por esta postura le han querido situar en el mismo plano con la rebelde e insolidaria Díaz Ayuso, han bastado cuatro días nada más para que las medidas de ahorro de Sánchez se resquebrajen por la parte más publicitada de la propuesta, la del control de la temperatura en edificios públicos y negocios privados; todo sea por el bienestar de los trabajadores de la hostelería. No será la única excepción. Vendrán otras, porque todo tiene pinta de improvisación y prisa. Desde su gestación unilateral, hasta su aprobación el primer día de vacaciones de la mayoría de la gente, pasando por su veloz entrada en vigor, sin tiempo para asimilar las medidas en lo más caliente del verano. Más que un plan de ahorro a plazo fijo bajo amenaza de fuertes multas, se impone un proyecto de largo recorrido para transitar hacia una nueva realidad en la que aprendamos a vivir consumiendo menos energía, primando objetivos como la eficacia y la responsabilidad. Más estrategia y pedagogía y menos táctica y amenaza. Y esto vale también para el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, que ayer advertía al Gobierno Vasco con vigilar que cumple el decreto de su homólogo español, en una sorprendente usurpación de funciones de delegado del gobierno de los de la antigua usanza, tipo Carlos Urquijo.