Take Kubo está ya en Donostia y la Real lo ha presentado al mundo desde una atalaya privilegiada: el Palacio Miramar. La bahía de La Concha, Igeldo, la isla y Urgull han pintado el marco del joven futbolista vestido con la elástica blanquiazul. Ha sido una presentación inédita. No lo hizo antes con Odegaard, con Januzaj o con Isak, ni lo ha hecho ahora con el gallego Brais Méndez o con el francés Ali Cho. La elección del escenario no es, por lo tanto, casual. La proyección internacional del club y el interés que despierta Take Kubo en Japón convierten esta puesta en escena en una tarjeta de presentación de la ciudad y del territorio en el mercado nipón, un país de 180 millones de habitantes que adora el fútbol e idolatra a sus estrellas, y Kubo lo es. Como muestra, el impacto que esta teniendo la cuenta en japonés que ha abierto la Real en Twitter: en apenas medio día sumó 12.000 seguidores. Hoy ya va por los 25.000 y la temporada todavía está calentando motores. Antes de la pandemia, el japonés era un mercado turístico emergente. Según los datos de 2018, 25.000 ciudadanos del archipiélago asiático habían visitado la capital donostiarra y ya ocupaban el quinto puesto en el ranking de procedencia internacional de turistas tras los franceses, los estadounidenses, los británicos y los alemanes. Además de buen fútbol, parece que Kubo tiene en sus botas la misión de poner a Donostia y Gipuzkoa en el escaparate turístico japonés.