Gatos y árboles de Navidad, una convivencia con riesgos que hay que tratar de minimizar
Las luces y los colores de la decoración Navideña excitarán la curiosidad de nuestro minino tanto que puede convertirse en un peligro para él y para los muebles
En cuanto pase el puente de diciembre, en muchos hogares se empezará a pensar en la decoración Navideña. Luces, espumillón, coronas vegetales, bolas de colores, guirnaldas de luces, belenes y árboles de Navidad poblarán balcones, pasillos, salones y mesas. Todo bien.
¿Seguro? Quizá quienes convivan con gatos no lo tengan tan claro. Si son veteranos en este campo es probable que ya sepan qué les puede venir encima los próximos días. Quienes sean nuevos en esto de tener un felino en casa puede que se lleven algún disgusto.
Es de sobra conocida la curiosidad con la que los gatos miran lo que les rodea. Y la llegada de un nuevo objeto del tamaño de un árbol de Navidad, del que cuelgan bolas y adornos móviles, tiene luces que se encienden y se apagan, que ofrece nuevos escenarios de escalada y escondite, resulta un irresistible imán para nuevas exploraciones.
Y a poco que nos despistemos, el accidente puede estar servido, desde que las bonitas bolas navideñas caigan y se rompan hasta que el peso de nuestro minino lo tumbe y arrastre con él al gato y todo lo que le rodee.
Según algunos expertos en comportamiento felino, además de curiosidad hay otro elemento de la naturaleza gatuna que interviene en este comportamiento, la territorialidad. Pare él, el nuevo objeto que ahora preside ese rincón está en su terreno y es suyo. Por ello tiene todo el derecho a explorarlo y a jugar con él.
Así que hay que hacerse a la idea de que mantenerlo alejado puede ser una ardua tarea. Además hay que tratara de evitar ciertos riesgos físicos que puede correr el gato: Las agujas del pino natural pueden resultar tóxicas si las mordisquea e ingiere, los cables de las luces pueden romperse de un mordisco y sufrir una electrocución, el abeto navideño puede caerse encima del gato o con él entre sus ramas y sufrir diferentes heridas.
Consejos para evitar riesgos
Desde aquí proponemos una serie de medidas que pueden ayudar a minimizar los riesgos o incluso a mantener al nuestro felino lejos del árbol.
1. Sujetar y estabilizar el árbol de Navidad. Lo principal es que tenga una base estable, bien por peso bien por y Se debe buscar una base sólida para el árbol, o bien por ser amplia, o bien por tener un peso suficiente para que no venza ante un empujón o un desequlibrio en la copa. Si es posible, como medida extra, fijarlo a la pared o a una esquina para evitar vuelcos.
2. Colocar una barrera. Rodear el árbol con algún tipo de obstáculo con el que evitar que pueda acercarse. Una valla o elemento que entorpezca el paso del felino puede ayudar, aunque quizá lo tomen como un elemento más del juego. Por ello se puede cubrir la base y el suelo sobre el que se coloca el árbol, así como la parte inferior del tronco con papel de aluminio. El tacto de este material no les gusta, por lo que es una buena manera de evitar que se acerque por debajo y de que trepe.
3. Rociar el árbol con aromas cítricos. El olor a limón, a citronela y otros frutos provoca rechazo en los gatos. Aprovechar esta característica para mantenerlos alejados es otra forma, menos visible y más agradable de poner una barrera entre el árbol uu el gato.
4. Decoración en dos fases. Esta idea nace de la idea de adaptación. Primero se pone el árbol tal cual y se deja pasar unos días, dando tiempo a que se acostumbre a él. Después ir poniendo los adornos. En principio ya no despertará su curiosidad. Por si acaso, también puede ser una buena idea colocar la mayor parte de los adornos y los más llamativos en la parte superior y dejar la inferior más vacía y menos llamativa.
5. Adornos de material resistente y que cuelguen poco. Se trata de que bolas de navidad, figuras y otros elementos no se muevan demasiado para no atraer su atención y y despertar su instinto de cazador. Si aun y todo van a por ellos, que no se rompa al recibir un golpe o caerse y puedan producirles cortes y heridas.
6. Ocultar cables de luces y enchufes. La electricidad es un peligro. Un mordisco mal dado a un cable o un golpe a un enchufe puede causar un cortocircuito o que se electrocute. Lo mejor es colocar alguna protección que los esconda. Tampoco es mala idea desenchufar el árbol en los ratos en que se deje solo al gato en casa.
7. Colocar el árbol de Navidad en una zona despejada. Una vez conseguido que no acceda desde el suelo, se trata de evitar que llegue dando un salto desde alguno de sus apostaderos en alto. Por ello hay que ponerlo en una zona alagada de lo que se puede convertir en su zona de despegue. En este caso, si lo consigue, el riesgo de que tumbe el árbol es considerable.Por ello, si no queda más remedio que ponerlo en su radio de acción, sujetarlo bien a la pared y reforzar el consejo número 1.