Una parte de los décimos agraciados con un quinto premio en la administración Llámalo suerte de Beasain han viajado a un pequeño pueblo de Valladolid, Pollos, de menos de 600 habitantes. "Llevé 40 décimos que repartimos en un bar de allí. Son ellos los que me han llamado diciendo que había tocado en Gipuzkoa", ha contado Miguel Rubio, vecino de Beasain y culpable de que la Lotería de Navidad haya caído también en este pueblo vallisoletano, lugar de nacimiento de sus padres.
"Lo repartiré entre los nietos"
"Son muy buena gente y seguro que me reciben muy bien cuando vaya", ha contado entre risas Miguel, que se guardó uno de los décimos que han sido premiados. "No es mucho, pero lo repartiré entre los nietos", ha indicado, bromeando con que desde la población de sus padres deberían nombrarle hijo predilecto. "Vuelvo la semana que viene y no sé qué me voy a encontrar", ha apuntado entre risas.