Me perdonarán ustedes el alarmismo de la primera parte del titular. Lo de enchironar a la ministra de Derechos Sociales es cosa de Libertad Digital, que hoy sale a todo trapo con la vaina: "Belarra se puede enfrentar a 2 años de cárcel e inhabilitación por sus graves acusaciones al Supremo". El apoyo de semejante enunciado son las muy socorridas "fuentes", así en general: "Las mismas fuentes consultadas por LD apuntan que Belarra podría seguir los pasos de Rodríguez y perder su escaño y Ministerio. "La conexión de la calumnia con su actuación política está más que clara y eso justificaría la accesoria de inhabilitación especial que la sacaría del gobierno, pero también porque la pena de pena de prisión llevaría a aplicar el 6.4 LOREG y a echarla de las Cortes por incompatibilidad o inelegibilidad sobrevenida", señalan".

Toda la pieza es onanismo mental. Habrá que añadir, para ser justos, que la madre de la idea de llevar a la ministra como poco al banquillo, fue Cristina López Schlichting, que el pasado sábado lo coló en el interminable monólogo con que comienza su programa en COPE: "Prevaricación, la ministra, que acusa a los jueces de hacer política. De enfrentarse nada menos que al Parlamento. De incumplir la ley. De delinquir. ¿De verdad que nadie va a procesarla? ¿De verdad que va a seguir en su puesto?".

Si fuera por Federico Jiménez Losantos, no solo Belarra acabaría entre rejas. "Podemos, fuera de la ley", es el título de su columna en El Mundo. He aquí un fragmento: "Los comunistas, incluso dentro del Gobierno que los «amansaría», atacan públicamente a los tribunales que no les dan la razón, hablan de justicia «de clase», defienden a sus delincuentes, los colocan si son condenados, y se manifiestan con Otegi y Junqueras en defensa de los asesinos etarras presos. Sólo se sienten bien fuera de la ley y en esa situación deberían estar. Tener a medio Gobierno fuera de la ley no puede salir gratis".

'Farala Díaz'

Vamos con la otra parte del titular. Conforme gana peso la figura de Yolanda Díaz, crece la frecuencia y la intensidad de los ataques contra ella en Diestralandia. Hoy hemos recolectado un puñado, empezando por una tontuna de Santiago González en El Mundo titulada —jolín, qué original— "Eternamente Yolanda". Se supone que la protagonista de la pieza es la que le da nombre, pero lo cierto es que tiene que compartirlo contras obesiones del autor: "La gran esperanza rubia del podemismo se llama Yolanda Díaz. Queda la marquesa, pero Yolanda, que no es que sea más lista, pone un aire risueño donde Montero se pone ríspida, aunque tiene disculpa. Duerma usted todas las noches con Pablo Iglesias y ya me dirá qué carácter se le pone".

"Yolanda, camino de La Moncloa", titula Francisco Marhuenda su prédica en La Razón. Pero no se dejen engañar. El texto es un desmentido rotundo del encabezado: "El problema de la futura líder del frente amplio es que será una repetición del caos ideológico y organizativo de Iglesias. A la izquierda del PSOE sólo hay un confuso conjunto de reinos de taifas con intereses contrapuestos, aunque pueden ver a Díaz como una efímera solución a corto plazo para mantener el chiringuito tras las generales".

En favor de Marhuenda hay que decir que no incurre en la faltada directa a la persona. No se puede decir lo mismo de los amanuenses que viene a continuación, ambos de la ganadería de El Debate. Empezamos con Mayte Alcaraz, que glosa así a la vicepresidenta: "Yolanda pregunta todos los días al espejo y la respuesta siempre es la misma: tú, tú y tú, y nada más que tú. La más comunista, la más sindicalista, la más negociadora, la Pasionaria con rouge, la mujer que pasea con el gran líder por los jardines de Guiomar y Machado, será quien derogue la reforma del malvado Mariano. No lo hará nadie ni Nadia".

Siguiendo por la senda de la gracieta de trazo grueso, su colega Antonio R. Naranjo titula “Tenemos chica nueva en la oficina, se llama Farala Díaz y es divina”. Todo eso se lo juro. Cada párrafo es una chanza, así que les escojo uno al azar: “En el imaginario de Farala Díaz, que ha metamorfoseado de Nekane a dama de honor en boda de provincias soviéticas, el empresario es un señor que fuma puros, regüelda, vuelve a fumar puros, va a los toros, regüelda con el puro en la boca y finalmente se hace millonario explotando a los trabajadores mientras chilla «olé»”.