Siete días, siete, durarán los ejercicios espirituales del PP, así que tenemos garantizada la indigestión. De momento, el protagonista del arranque fue Mariano Rajoy. ¿Seguro? Para La Razón, no. Y de hecho, en la foto que ilustra su portada los que salen son Pablo Casado y, tachán tachán, Alberto Núñez Feijóo. Y la tercera protagonistas, ausente de momento, está en el titular de apertura: "Pacto de unidad de Génova con los barones para «frenar» a Ayuso". Si se están preguntando por qué esas comillas en el verbo frenar, no son los únicos; yo también.

Va quedando claro con quién está el diario de la mancheta azul con tilde rojigualda en la o. Y el editorial lo aclara más. Ahí ni siquiera se escribe el apellido de la respondona. Toda la gloria para el gran timonel. "Un partido unido detrás de su líder", reza el encabezado. En la letra menuda, el recordatorio del objetivo: "La Convención, en sus diferentes escenarios de una intensa semana, debe servir para reforzar el discurso de acción que, como señalan todas las encuestas, esperan la mayoría de los españoles frente a un Gobierno muy exigido desde el populismo y la voracidad fiscal de la extrema izquierda, por un lado, y, por otro, desde las agendas propias de unos partidos nacionalistas que ven en la debilidad parlamentaria del PSOE sus mejores bazas. Pablo Casado, se vio ayer, cuenta con un partido unido y el PP con un líder consolidado. Ahora, hay que hacerlo bien".

Para redondear, el director, Francisco Marhuenda, repite la consigna en un texto titulado "Casado y el asalto a Moncloa". Sí, Casado. Otra vez sin siquiera nombrarla, recadito para Ayuso y los ayusistas: "Es bueno recordar que lo que leemos y escuchamos es lo mismo que sucedió con Aznar y Rajoy. Los medios de comunicación hablaban de otras figuras que serían mejores candidatos, pero ambos consiguieron ganar".

En ABC lo que llama la atención es que ninguno de sus dos editoriales va sobre la cosa. Prefieren dedicarlos a los macrobotellones y a la legalidad del segundo estado de alarma. Será por aquello de que hay más días que longanizas y, como anotábamos arriba, el festejo dura una semana. Eso sí, en la primera y encima de una exclusiva sobre los apaños de Corinna y Villarejo, aparece la imagen de Casado y Rajoy subiendo al escenario. El tiular es para el segundo: "Rajoy alza la voz contra el sectarismo que entierra su legado".

El Mundo escoge la misma fotografía que el vetusto y también le dedica los textos principales de su primera página al registrador de la propiedad reintegrado a su plaza en santa Pola. "Rajoy arropa a Casado: «No hay dos sin tres»", dice el texto bajo la foto. En el interior, doble página con sendas piezas, ambas firmadas por Juanma Lamet. La más opinativa lleva por título "Los barones piden mirar al centro para ensanchar el PP".

Como nada es coincidencia, eso es justo lo que propugana el editorial del diario de Unedisa: "El PP tiene su propia vía reformista y moderada para seducir al votante, sin desnaturalizarse y sin traicionar sus promesas. Mejor pocas pero comprensibles, realizables e innegociables. Los españoles ya saben qué les cabe esperar de Pedro Sánchez y sus socios. Ahora deben saber qué pueden esperar de Pablo Casado".

Curiosamente (o no), por ahí va también el editorial de El Español de Pedro J. Ramírez, que incluso avanza un paso más, insinuando que hay que quitarse de encima a Vox: "El PP acierta al apostar por hacer su camino sin mirar a Vox. Después de las elecciones, los españoles dirán dónde está cada cual. Los ciudadanos ya han sufrido en sus carnes lo que significa que el PSOE se haya echado en brazos de la izquierda populista y el nacionalismo catalán. Y están escarmentados". Pues de momento, sin Vox no salen las cuentas…

Para el final les he reservado el verso suelto y, una vez más, bañado en mal gusto machirulo. Como hay varios tipos que encajan en el perfil, les aclaro que esta vez es Arcadi Espada, que para decir que le gusta más bien poco Pablo Casado recurre a metáforas casposas como las que van a leer: "Es nuestro galán de tranvía, pitillo y maqueado, enamorador de modistillas. La lenta pero constante fragua del personaje y la pletórica aceptación del cínico que las embaraza es la que explica los incuestionables avances del presidente". Se gusta.