Tres txapelas son las que acumula Iker Vicente en el Campeonato de Euskal Herria después de imponerse el pasado domingo en el Iraider Arena de Vitoria. El de Otsagabia se alzó con el triunfo en una final que fue un monólogo, en la que aventajó al segundo clasificado en cuatro minutos y medio, demostrando que es uno de los aizkolaris más en forma del momento, si no el que más.
Después de la final del domingo, ¿cómo está?
Muy bien, al final es el objetivo grande del año y cuando se cumple da satisfacción. El día después de la final siempre es de un poco de descanso, intento atender entrevistas y suele ser un día especial. Cuando me levanto me gusta ver los vídeos de la final, suele ser el día diferente.
¿Cómo se vio en los vídeos?
La verdad es que muy bien. Ya tenía ganas de ganar la txapela y quería hacer un buen tiempo, he conseguido hacer una marca bonita y me quedo contento, aunque he visto que hay cosas que mejorar, así que hay que seguir trabajando.
A nivel personal, ¿qué supone hacerse con este título una vez más?
Cuando era chaval era un sueño para mí, es lo máximo que se puede llegar a conseguir en nuestro deporte. Tenía el sueño de ganar una, ya lo hice hace cinco años, pero tengo la ilusión de seguir sumando txapelas y estar entre los más grandes de la historia. Estoy con mucha motivación; cada una de las txapelas me hace ilusión.
Imagino que el momento en el que se proclamó campeón fue especial, ¿cómo lo vivió?
Durante la prueba ya vi que me encontraba bien y que iba sacando bastante ventaja, era difícil que se me escapara. Intenté disfrutar, algo que pocas veces se puede hacer en una final, y disfruté. Son momentos que se te quedan para siempre.
Una txapela especial, ¿a quién se la dedica?
A los que confían en mí y me ayudan siempre, mis padres y mi familia. También a los patrocinadores, que me han ayudado mucho en los cuatro últimos años y estoy muy agradecido a ellos, que también me han sacado adelante en unos años difíciles.
Después de un logro como este, ¿cuáles son sus objetivos a corto y largo plazo?
No tengo un número de txapelas en mente, pero cuantas más, mejor. Tampoco me pongo objetivos a muy largo plazo, quiero ir poco a poco y año a año. Quiero disfrutar del momento, me encuentro súper bien y está siendo mi mejor temporada.
¿Cuál cree que es la clave para que esté siendo así?
Siempre se ha dicho que la mejor edad para un aizkolari es de los 30 a los 40 años. Yo tenía un poco ese miedo, porque de joven exploté bastante pronto y cogí muy buen nivel. Llevaba dos o tres años en los que tampoco mejoraba mucho y tenía el miedo de estancarme, pero en un año he cogido más cuerpo y más fuerza, y se ve que estoy mejorando. Será cosa de la edad, que me está llegando un buen momento.
Entonces, entiendo que físicamente está en un una etapa casi perfecta, ¿no?
Estoy mejor que nunca, en mi mejor momento. Siempre he sufrido de la zona lumbar y por suerte esta temporada no he tenido molestias, me encuentro muy bien. También noto que asimilo mejor las palizas grandes, antes estaría quince días para recuperarme de la final, ahora me recupero antes y creo que soy más fuerte.
Vive un gran momento y eso conlleva cierta presión, ¿cómo lo gestiona mentalmente?
Intento vivirlo con los pies en la tierra. Desde fuera es muy fácil, pero el que está dentro sabe qué dificultad tiene. Cuando vas, no vale nada lo que has hecho antes, tienes que hacer en ese día y en ese momento, hasta el último hachazo nadie te regala nada. Detrás de cada txapela hay un esfuerzo muy importante, no solo físico sino también mental. El ser favorito siempre te da presión y hay que saber llevarlo, este año me veo con confianza y lo he sabido llevar bien.
Esa confianza será fundamental en competiciones largas como la del domingo, ¿cómo gestiona ese cansancio mental y físico?
Las pruebas largas son difíciles, es un deporte muy duro y muy completo. Vas a muchas pulsaciones y tienes momentos de agonía, lo que piensa uno desde dentro puede ser muy diferente a lo que se ve desde fuera. Hay momentos muy duros mentalmente, a veces parece que nunca se termina, pero hay que seguir y saber sufrir.
Supo sufrir y supo ganar, aunque con cierta facilidad. ¿Cómo ve el panorama de los aizkolaris ahora mismo?
Hay que decir que en la final no estaban los mejores, faltaban Txikia y Larrañaga. Si llegan a estar ellos, me habrían puesto las cosas mucho más difíciles. El año que viene confío en que estén allí y las finales con ellos van a ser mucho más difíciles.
¿Tiene pensado salir del Estado español próximamente para alguna competición?
El año que viene nos vamos a Estados Unidos en julio a unas exhibiciones. Por otro lado, estoy en duda de si irme o no al Campeonato del Mundo en Australia, que es en abril del año que viene. Ya he estado alguna vez y tengo que pensar si voy, estoy barajándolo, pero tengo que decidirlo cuanto antes.
Después de esta tercera txapela y todo lo logrado, ¿cuál es su sueño como aizkolari?
Mi sueño es disfrutar de esto. Hemos vivido cosas que no han sido muy agradables en los últimos años, ha habido momentos muy malos en los que no conseguía disfrutar de esto y no tenía tantas ganas. Ahora va la cosa bien y valoro mucho más el día a día, el poder ir a entrenar e ir a todas las competiciones. Mi objetivo es disfrutar, que es lo que más me gusta hacer y lo que me voy a acabar llevando.