Muchos empresarios están teniendo problemas para encontrar relevo, pues sus hijos renuncian a tomar las riendas de la empresa familiar. No es el caso del urretxuarra RamónArbizu. Hace 60 años fundó junto con su padre Isidro la empresa de distribución de bebidas Arbizu y en la actualidad son sus cuatro hijos los que llevan el negocio. Tres de ellos incluso dejaron sus trabajos en otras empresas para asegurar la pervivencia del negocio que fundaron su abuelo y su padre.

Arbizu es una de las empresas más emblemáticas de Urretxu. Al principio vendían vino de la marca Arbizu, en los bares y de casa en casa. Hoy en día distribuyen casi todo tipo de bebidas.

Ramón recuerda bien cómo se creó la empresa. "El aita tenía para entonces 50 años. Era un hombre muy emprendedor. En 1941 abrió el bar Navarro y de allí a unos años me ofreció trabajar en la venta y distribución de vino. La ama, Consuelo, era de Etxarri-Aranatz y su familia trabajaba en el sector del vino. El aita también conocía bien ese mundo y decidió dedicarse a ello. Era un hombre muy trabajador".

Empezaron en un local de 60 metros cuadrados, situado en la Avenida de Urretxu. De allí se trasladaron a Zumarraga, a un local de 400 metros cuadrados ubicado en las casas de hierro. En 1983 volvieron a Urretxu, a las actuales dependencias.

En un principio, traían vino de Castilla-La Mancha y lo embotellaban en sus instalaciones. "En Castilla-La Mancha se producía mucho vino y lo vendían muy barato", recuerda el patriarca de la familia.

El vino de la marca Arbizu se hizo muy conocido, pues era el que bebían todos los txikiteros (en aquella época eran legión) y se consumía también en todas las casas. Cuando comenzaron a ponerse de moda los vinos de mayor calidad, los Arbizu decidieron vender vino de Rioja Alavesa. "Hace 40 años, en Gipuzkoa había unas 40 empresas embotelladoras de vino. Hoy en día hay muchas menos: Atxega, Elosegi, Manso y alguna de Donostia. Antes se bebía mucho vino y el que se bebía era barato. Hoy en día, se bebe menos vino pero es más caro. Nosotros le debemos mucho al vino barato, pues nos dio trabajo y nombre. Cuando vimos que la venta de vino económico estaba bajando, decidimos vender el de Rioja Alavesa. Era el año 1992. La bodega Covila ganó el concurso que se hacía en Urretxu con motivo de la feria de Santa Lucía y les ofrecimos comercializar su producto en esta zona. Hoy en día vendemos vinos de muchas bodegas de La Rioja y apenas vendemos el de nuestra marca", comenta.

El negocio lo llevan los cuatro hijos de Ramón: Iker, Lorea, Aritz y Arantxi. El primero que comenzó a trabajar en la empresa familiar fue Aritz. Concretamente, en 1992. No quería seguir estudiando y su padre le ofreció trabajar en la empresa familiar. De la mano de Aritz, comenzaron a vender también cerveza. "En 2002 me dijo que cada vez se consumía menos vino y que deberíamos empezar a vender cerveza. Me convenció", comenta Ramón.

Aritz recuerda bien cómo decidieron dar el paso. "El expelotari Ansotegi entró en el pabellón y nos propuso trabajar con Mahou".

Desde hace algunos años, trabajan también con la empresa Pascual. De su mano, distribuyen también leche, café, zumos... "Comenzamos a trabajar con Pascual para poder vender café".

Diversificación Su padre considera que la diversificación es totalmente necesaria. "Hoy en día es imposible sobrevivir distribuyendo solo vino. Además, los camiones tienen que salir cargados del almacén. Si salen vacíos, el negocio no es rentable", explica.

Trabajan en Urola Garaia y Goierri. "Al principio trabajábamos solo en Urretxu y Zumarraga. Después, pasamos a Legazpi y a algunos pueblos de Goierri. Desde que mis cuatro hijos trabajan aquí, abarcamos toda la comarca de Goierri", añade.

Iker, Lorea y Arantxi trabajaban en otras empresas, pero vieron que en la empresa familiar necesitaban ayuda y decidieron volver a casa. Estaban preparados para ello, pues conocían bien los entresijos del negocio. "Mis hijos han crecido aquí. De niños, cuando salían de la ikastola, venían al pabellón y ayudaban a embotellar".

Cada vez hay menos empresas de distribución y estas son más grandes que antaño. "Las empresas cada vez vendemos más productos y abarcamos un territorio mayor. Se ha producido una concentración. Gran culpa de ello lo tienen las cerveceras. En el Estado hay cuatro grandes compañías cerveceras y, debido a ello, en esta zona hay cuatro grandes empresas de distribución. Cada una trabaja con una cervecera: Heineken, Damm, Estrella Galicia y Mahou-San Miguel. Todo esto se debe a que hoy en día la cerveza es el producto más importante de los bares", explica Iker.

De cara al futuro, se muestran optimistas. "Si quieres sobrevivir, no puedes ponerte límites. Necesitas abarcar mucho territorio y vender muchos productos. Estamos bien colocados, pero el sector se está moviendo y debemos estar atentos. Si no estás dispuesto a crecer, otro te quitará el negocio", añade.

Iker, Lorea, Aritz y Arantxi están orgullosos de trabajar en la empresa que fundaron su abuelo y su padre, pero puntualizan que todo no es de color rosa. "Somos compañeros de trabajo, pero también hermanos. En determinados momentos podemos tener distintos puntos de vista. En otras empresas cada uno se va a su casa y punto. Nosotros nos volvemos a encontrar en el ámbito familiar. Hay que saber llevarlo", comenta Lorea.

Iker añade que en una empresa familiar la presión es mayor. "Es distinto a trabajar en cualquier otra empresa. Pones un poco más de ilusión, pero la responsabilidad es también mayor".

La opinión de los clientes Pueden estar tranquilos. Son dignos sucesores de Isidro y Ramón. El abuelo no está para verlo, pero al padre se le nota orgulloso de sus hijos. Y sus clientes hablan muy bien de ellos. La cafetería Ezkurra se abrió hace 48 años y trabajan con los Arbizu desde el primer día. "Son una familia muy buena. Siempre nos han tratado muy bien y nunca hemos tenido ningún problema", comenta Mari Mendoza.

En el Ezkurra también se ha dado un relevo generacional y ahora es u hija Idoia la que lleva el negocio. "El que nos atiende a nosotras es Iker. Es un gran profesional. Cualquier cosa que necesito, viene. Calcula las cantidades que puedo necesitar para fiestas y, si sobra mercancia, me la cambia por género que utilizo durante todo el año".

Txus Lucena, del bar Navarro (abierto por Isidro Arbizu en 1941), también habla maravillas de los Arbizu. "Nuestra familia cogió este bar en 1982 y desde el primer día hemos trabajado con los Arbizu. Son muy buenas personas. El padre era un gran profesional y los hijos también lo son. Toda la vida nos han atendido de maravilla".