Hoy en día es un elemento más integrado en el paisaje de Tolosa, como lo son el Tinglado o el puente de Navarra, en el que ya casi nadie repara, pero hace diez años supuso una auténtica revolución. El 5 de febrero de 2010 se inauguró la flamante presa neumática en el río Oria, la que en su momento fue la única del Estado. El artefacto no ha dado ningún problema en estos diez años y ha permitido desarrollar en esta última década de manera espectacular los deportes de agua, como el remo o el piragüismo, y ha aportado seguridad ante grandes crecidas.

El proyecto se trabajó y se ejecutó con el jeltzale Jokin Bildarratz en la Alcaldía y fue la obra más importante en Gipuzkoa del Plan E, conocido también como Plan Zapatero, cuyo objetivo fue el de impulsar la actividad económica, movilizando grandes cantidades de dinero público para hacer frente a la crisis económica.

La presa neumática o hinchable era una de las grandes demandas de los colectivos ligados al río Oria, tanto que asociaciones como Tolosaldeko Arraun Taldea ligaban su futura pervivencia directamente a ella. Tolosarras como Angel Ortiz o Josu Iztueta fueron los que convencieron al Ayuntamiento del proyecto, los que buscaron información, proyectos similares y pelearon para que fuese una realidad en Tolosa.

Finalmente, la empresa Ikaur fue la encargada de diseñar el proyecto y dirigir la obra. El ingeniero responsable, Javier Año, ya lo decía en su momento: hasta el momento no se había colocado ninguna presa en todo el Estado con el sistema de control del nivel automático. El dispositivo de goma creó en el río una lámina de agua de 1,3 kilómetros navegables al permitir la subida del nivel de unos 80 centímetros. De esta forma se consiguió alargar el tramo practicable del Oria desde el puente de Navarra al de Berazubi.

Las características de la estructura la convirtieron en una obra singular y emblemática con tres elementos diferenciados: el cuerpo de goma; la cabina de control, que se sitúa bajo tierra; y la escala de peces, con la que se pretendía mejorar la vida piscícola del río Oria.

Su forma de funcionar es sencilla: en la caseta de control hay unos elementos que se llaman soplantes que llenan de aire el cuerpo de la presa. Los controles de presión permiten mantener un nivel de agua en el cauce constante, y todo esto está automatizado. Esta última cualidad y sus dimensiones, dos metros de altura y 55 de longitud, la convertían en la única presa del Estado con un sistema de control automático y, por su magnitud, en la quinta más importante de Europa.

La seguridad que aportaba a la población fue otra de las características clave. En el caso de una gran crecida del agua, la presa se desincha poco a poco, para mantener la cota de la lámina de agua constante. Si sigue lloviendo y el río crece todavía más, superando los 30 centímetros, la presa activa un mecanismo y se deshincha hasta desaparecer, como si no estuviera. Esta característica fue clave a la hora de elegir el tipo de instalación que se iba a colocar. Se llegaron a barajar otras soluciones, pero Tolosa es una zona muy sensible a las inundaciones, el río lleva mucha agua, y la seguridad era primordial.

La obra supuso un desembolso de 1,8 millones financiados por el Plan E. Sólo el cuerpo de la presa, fabricado por la empresa de neumáticos Continental, supuso casi un tercio del presupuesto: 600.000 euros.

"Al final, lo hemos conseguido"

Tanto el proceso de colocación de la presa como el día en el que se inauguró, el 5 de febrero, suscitó en Tolosa una gran expectación.

El proceso de colocación de una gran gomona de 55 metros abrió la fase más determinante en la obra de construcción de la nueva estructura. Al cabo de un mes los tolosarras pudieron verla ya hinchada y comprobar su la funcionalidad real.

La colocación de la gomona fue lo que más interés generó, y también comprobar desde el puente de Navarra cómo los operarios rescataban peces atrapados. La gomona es la parte visible de la presa, un gran rollo cilíndrico que se despliega y se atornilla a la estructura de cemento construida en la base del río. La goma está fijada a los estribos, conectados a la caseta de control, que se construyó en la base lateral de cemento del vial. Ahí están los compresores que llenan de aire la presa.

La inauguración, con José Luis Korta capitaneando la embarcación en la que fueron trasladadas las autoridades para cortar la cinta que sujetaban dos bateles de las féminas de TAK, fue espectacular. El alcalde, Jokin Bidarratz, se mostraba orgulloso: "Al final, lo hemos conseguido".