- El alcalde de Donostia, Eneko Goia, estará hoy en París, a donde volará para llevar el Tambor de Oro a la galardonada de este año, la artista Esther Ferrer, que no vendrá a la ciudad a causa de la pandemia. Por ahora, el primer edil ha esquivado el virus, aunque ha estado “rodeado”.

¿Por qué ha optado por llevar en persona el Tambor de Oro al domicilio de la galardonada?

-Habíamos estado barajando distintas alternativas y se planteó una conexión por zoom, pero si hubiera cualquier fallo o cualquier cosa era un peligro, además de que no se podía dar el tambor. Entonces, pensamos con ella entregarle el símbolo en París y grabar su intervención para emitirla después en el acto del día 19 en el Victoria Eugenia, cuando se celebrará la ceremonia conjunta de entrega de las Medallas al Mérito Ciudadano y del Tambor de Oro.

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Por segundo año consecutivo no habrá tamborrada ni Izada ni Arriada. ¿Ha sido más difícil que el año pasado tomar la decisión?

-El contexto era más difícil porque esta vez había que tomar una decisión; el año pasado no porque no se podía. Con las limitaciones que teníamos estaba prohibido desfilar. Este año, cuando nos reunimos con los representantes de las tamborradas vimos que opináramos lo que opináramos no se podía. Pero ha habido cosas que sí se pueden hacer y otras que no. Vimos muy claro que en lo que a adultos se refiere las condiciones lo hacían prácticamente inviable y en la Infantil, el formato tradicional tampoco era factible porque no se pueden juntar más de 800 personas. Quedamos emplazados en ver si se podían hacer otros formatos.

¿Cuáles son los argumentos que han inclinado la balanza para organizar una Tamborrada Infantil especial?

-Había una voluntad por parte de bastantes centros de intentarlo, haciendo cambios, y porque se veía que las condiciones eran mejores. Primero porque es de día, porque es un desfile, no una fiesta, habíamos tenido experiencia de Olentzero y Reyes y se podían hacer cumplir unas determinadas condiciones y se podía intentar. Recogimos el guante de intentarlo.

Aunque es evidente que hay que actuar con responsabilidad, la gente también necesita fiesta, alegría. ¿Siente el alcalde que la gente reclama más fiesta o más responsabilidad?

-Hay de todo. Evidentemente cuesta suspender porque todos querríamos celebrar San Sebastián como nos gusta pero las circunstancias no lo dejan.

¿Aunque no haya actos, personalmente va a hacer alguna celebración como una cena la víspera?

-Aún no lo he programado, seguramente será con mi familia, en mi casa, con una cena un poco más especial.

Nos acercamos a dos años desde que llegó la pandemia. ¿Se puede evaluar su impacto en la ciudad?

-Positivo no ha sido, evidentemente. La pandemia ha ido manifestando sus impactos en distintos tiempos. Ha tenido una repercusión en todo, ha habido fallecimientos y es la primera consecuencia. También consecuencias económicas que las hemos visto un poco después. Su prolongación en el tiempo no habrá contribuido a que no aumenten las desigualdades. No tengo el dato pero estas circunstancias no repercuten de la misma manera para todos. Y también ha afectado al ánimo y la psicología de la ciudad y de las personas. Hay cansancio y cierta angustia.

El turismo ha sido uno de los sectores que se han recuperado mejor.

-En cuanto se ha podido, la ciudad ha mantenido su capacidad de atracción y eso lo hemos podido ver en verano y bien entrado el otoño.

Ha habido voces que han pedido aprovechar la pandemia para reflexionar sobre el turismo y esta misma semana las Juntas Generales han rechazado la implantación de una tasa turística que antes también se planteó para Donostia.

-Siempre hay que reflexionar sobre el turismo, no solo en este contexto, y trabajar por un turismo sostenible. Hay que hacerlo en una coyuntura u otra. Es verdad que, sobre el tema concreto de la tasa turística, el escenario actual no hace que ese debate sea muy diligente. Estamos perdonando tasas a sectores de actividad que están sufriendo y no es coherente ponerles otra. Habrá que retomar este debate pero cuando no estemos en esta situación.

Últimamente el Ayuntamiento ha dicho no a alguna propuesta de hotel, pero también se siguen dando permisos.

-Hay tramitaciones que vienen de atrás. Las decisiones que se toman no pueden tener un efecto inmediato, pero la idea del Ayuntamiento de poner freno a ciertos proyectos de hotel es clara.

Últimamente, todos los plenos municipales acogen reivindicaciones de distintos colectivos laborales del propio Ayuntamiento. ¿Se ha resignado a que pase en todas las sesiones?

-Respeto que se pueda expresar la opinión que se estime oportuno. Es legítimo por parte de los trabajadores. También exijo, y a veces no se cumple, en sentido contrario, que se respete a la Corporación y que si quieren estar en el Pleno haciendo sus reivindicaciones lo pueden hacer pero sin interrumpir a los corporativos. Y me toca exigir eso, por respeto mutuo. Nosotros también merecemos ese respeto.

¿Cree que las OPE que está sacando el Ayuntamiento eliminarán ese malestar que existe en algunos sectores de la plantilla?

-No voy a hacer de portavoz de los trabajadores.

¿Cómo se encuentra la negociación con el Ministerio de Defensa para comprarle los cuarteles de Loiola?

-Nos dimos una prórroga durante el primer trimestre del año para seguir trabajando porque al final el pasado año todo el trabajo previo que hubo que hacer fue intenso y requirió su tiempo. Ahora mismo estamos con todos los materiales ya encima de la mesa.

¿Y se sabe cuánto costará?

-Depende de lo que hagamos. No está cerrado.

¿Está cerrado a dónde se va a trasladar el cuartel?

-No. Y no es una condición que nos afecte en el acuerdo presupuestario que se alcanzó.

¿Este acuerdo está blindado ante un posible cambio de gobierno en España hacia la derecha?

-Me acuerdo de que hubo un acuerdo presupuestario para la aportación de cuatro millones de euros a Tabakalera con Zapatero y cuando llegó Rajoy se esfumaron. Este tipo de acuerdos políticos no se pueden reclamar.

¿Volverá el tráfico privado a La Concha cuando terminen las obras en verano o se aprovechará para dejarlo cerrado?

-En principio sí volverá el tráfico a La Concha. Otra cosa es que después, en la medida en que avancen las limitaciones de movilidad del plan Datorren Donostia, le puedan afectar.

¿Qué afecciones han notado con este cierre al tráfico por obras?

-Hemos observado que hay determinados trayectos entre El Antiguo y el Centro que pueden ser necesarios y se complican mucho para los propios residentes. Aunque solo sea para los propios residentes es necesario mantener el tráfico en La Concha.

Este cierre, además, aumenta el tráfico por otros lados.

-El cierre de La Concha sí está teniendo afecciones. Hay más tráfico por Miraconcha y por el vial Amara-Antiguo y algunos nos lo han recordado. El aumento de tráfico no es insoportable pero es una realidad.

¿Cree que está siendo aceptado el plan para cerrar la zona Centro al tráfico?

-Ha generado mucha expectación. Hemos tenido ocasión de estar con mucha gente y con muchos agentes de la ciudad, que tiene interés en saber y concretar. A todos les hemos trasladado que nuestro plan es trabajar durante este año fundamentalmente con todos ellos para ir afinando cuáles pueden ser las mejores soluciones para implantar la propuesta.

Últimamente, Añorga está en la palestra por distintos motivos. ¿Qué opina de las quejas sobre cómo ha quedado la segunda fase de la bulevarización?

-Por una parte, según me dicen desde la dirección de obra, hay cosas que no están rematadas, no está recepcionada la obra y habrá que exigir que se remate adecuadamente. Además, no descartamos que haya que hacer otras actuaciones que se puedan incorporar en un nuevo proyecto para mejorar el resultado. Esa puerta está abierta.

¿Qué opina de las pegas vecinales al proyecto de construcción de viviendas en Añorga Txiki?

-Me parece que cuando se hacen nuevos desarrollos lo normal es que se planteen cuestiones o mejoras, no lo voy a cuestionar. Pero choca que estemos haciendo un discurso sobre la necesidad de vivienda y luego, cuando nos toca al lado, todos digamos que no. Nos corresponde actuar con una visión un poco más global y eso de “no al lado de mi casa” hay que manejarlo con cuidado. Y no digo que no haya planteamientos razonables, pero en este caso y en algún otro se aprecia esa idea y a mí me choca absolutamente.

No acudió a la inauguración de la ampliación de Garbera, pero ¿la ha conocido después? ¿Qué le parece?

-La conocí antes de la inauguración. Me la estuvieron enseñando y queda aún otra parte de la ampliación, que no está acabada. No he ido, pero no quiere decir que no vaya a ir. Desde el punto de vista de centro comercial, es un centro comercial potente, que mejora respecto al servicio a los usuarios. ¿Que yo soy más partidario del comercio de proximidad? Pues sí, es mi opción. Pero lo cierto es que hay otra gente a la que le gusta el modelo de centro comercial y tiene que haber un equilibrio.

¿Qué cuestiones concretas puede hacer el Ayuntamiento para rejuvenecer la sociedad donostiarra, como propone el Plan Estratégico Donostia 2030?

-Un Plan Estratégico es para fijarse unos objetivos. Hay cuestiones que se plantean, como atraer el talento de los jóvenes, oportunidades... Pero en el tema del rejuvenecimiento, el aspecto que más vamos a tener que trabajar es el de la integración, en mi opinión. Creo que se está produciendo por la incorporación de nuevos donostiarras de orígenes diversos y nos exige como ciudad favorecer esa integración de forma adecuada.

¿Cree que se ha cerrado la carpeta del Bellas Artes con el inicio de las obras para su transformación?

-Hay aún dos pleitos vivos, de Ancora y Ondarea. Pidieron que se suspendiera la licencia de obra y el juzgado, en ambos casos, ha dicho que para hacer tal cosa tendrían que poner cada uno cuatro millones de euros de aval por el perjuicio que se podría ocasionar a la propiedad. Ninguno lo ha hecho pero el procedimiento de fondo sigue su curso, aunque haya empezado la obra. Dentro de dos o tres años habrá una sentencia.

¿Cómo considera que ha sido la puesta de largo de ‘Hondalea’ el pasado año?

-Es un patrimonio que se incorpora a la ciudad y una apuesta de largo recorrido. Estoy contento con lo que ha sido el inicio, en circunstancias bien difíciles porque el contexto de la pandemia no ha ayudado. Ha servido para que nos apropiemos de la obra. Los datos sobre el origen de los visitantes dejan claro que hemos querido participar. Tiempo habrá para que se vaya consolidando.

¿Cómo le gustaría que terminase este año 2022?

-Como a todo el mundo, superándose esta situación del covid. Pero entrando ya en los asuntos de ciudad, me gustaría empezar a ver los resultados de cosas que nos han generado bastantes problemas. Por ejemplo, está muy avanzada la travesía de Loiola; vamos a poder disfrutar este año de la nueva zona que surgirá donde estaba el viaducto de Iztueta; podremos pasar por el nuevo puente de Astiñene... Y, por su puesto, el polideportivo de Altza. Y que arranquen otras obras como las del miniestadio y el campo de hockey. Las obras de la estación del TAV y del Topo seguirán este año.

“Había bastantes centros escolares que querían celebrar la Tamborrada Infantil y recogimos el guante”

“Aunque solo sea para los propios residentes es necesario mantener el tráfico en La Concha; en verano volverá la circulación”

“Habrá que retomar el debate sobre la tasa turística pero no ahora, cuando estemos en otra situación”