“El tema del Bellas Artes ya no da más de sí”. Así se ha pronunciado esta mañana el alcalde de Donostia, Eneko Goia, ante las preguntas de los informadores sobre la manifestación convocada para el jueves por la asociación de defensa del patrimonio Áncora, que ha criticado la licencia otorgada la pasada semana por el Consistorio para llevar a cabo una reforma del antiguo edificio.

La transformación supondrá ubicar en el Bellas Artes habitaciones y apartamentos turísticos, lo que conllevará el derribo de la estructura interior, la creación de un levante de dos pisos y el mantenimiento de las fachadas, con algunos cambios como la ampliación de ventanales y la apertura del acceso a un parking subterráneo de tres plantas por la calle Prim.

Goia recordó que se ha producido un “bloqueo total” respecto a este inmueble, sin uso desde hace más de treinta años, y largos años de conflictos judiciales, con algunas resoluciones a favor del Ayuntamiento y otras a favor de los propietarios del antiguo cinematógrafo. Asimismo, defendió la licencia otorgada por la administación local “que cumple con la normativa” y añadió que “no hay arbitrariedad”. El alcalde insistió en que la empresa propietaria del edificio, la Sade, “está en el derecho de ejecutar” la reforma prevista en la licencia. “De no hacerlo -agregó el mandatario- corremos el riesgo de caer en la ruina ”.

La licencia concedida por el Ayuntamiento permite la transformación del centenario edificio, que solo tiene autorizados usos terciarios, por lo que no puede acoger viviendas. Pero sí más de 80 apartamentos y habitaciones de tipo turístico, además de instalaciones comerciales y tres plantas de aparcamiento subterráneo, a las que se accederá por la calle Prim, para lo que será necesario abrir parte de la fachada, algo que ha sido autorizado en la licencia. El aparcamiento será de tipo robotizado.

El edificio acogerá un levante doble junto al torreón, ahora retirado, que deberá ser repuesto. Los dos pisos añadidos sobre el edificio permitirán aumentar sus metros cuadrados disponibles y elevarán la altura del inmueble a la del situado a su lado, un inmueble de viviendas.

La inversión prevista por la Sade para llevar a cabo la intervención asciende a 5,6 millones de euros y el plazo de obra será de dos años. El proyecto de reforma corresponde al arquitecto Joaquín Zubiria, que fue responsable de la reconstrucción del balneario de La Perla, que es una copia idéntica del original, que fue derribado.